La rica tradición educativa-evangelizadora que heredamos a partir de Don Bosco y de toda la escuela pedagógica inspirada en él, pone a nuestra disposición muchos instrumentos que son una novedad – ¡aun hoy! – para el camino de humanización, de personalización, de realización plena de la vocación de nuestros jóvenes.
Con todo es importante ver lo que debería ser una mirada crítica de la fe en nuestra tarea educativa; y nuestra labor cotidiana debe ser vista esencialmente como un hecho salvífico, como un momento oportuno done la gracia de Dios se revela, se manifiesta en lo que hacemos, la descubrimos en las sorpresas con que nos encontramos en nuestro trabajo.