Tanto la Pedagogía Salesiana como la Educación Popular comparten su preocupación por las múltiples situaciones de opresión que viven individuos y colectivos sociales, en diferentes dimensiones de su vida. A ambas las “mueve”, o mejor dicho conmueve, la falta de dignidad de las personas (jóvenes, para el Sistema Preventivo; adultos, en el origen de la Educación Popular). A lo largo de este artículo conoceremos la mirada que estas pedagogías tienen sobre el sujeto que aprende. Para Don Bosco los jóvenes están en el centro de su preocupación, y tiene la íntima convicción de que toda persona está animada por la fuerza del bien y lo que necesita es un escenario favorable que le permita desplegarse y desarrollarla. Para la Educación Popular el hombre es sujeto en la historia.
Por otro lado, veremos que a la educación le es imposible ser neutral y es por tanto un acto político que interpela a instituciones y sujetos en la búsqueda de la justicia y la promoción de la dignidad. Esta dignidad le es dada al hombre y a la mujer por ser tales (hijos de Dios) y también se construye históricamente, no sin tensiones. La educación no puede todo pero sin la educación no se puede nada, por lo que es de vital importancia el rol de las instituciones y los educadores, como promotores de dignidad. El punto de partida para promover la dignidad humana es el reconocimiento de las potencialidades que todos los sujetos tienen.
EDUCACIÓN POPULARPedagogía crítica desarrollada en América Latina a fines de la década del 60 que entiende a la educación como una acción transformadora de las personas y el mundo en que viven. Basada en la experimentación y la reflexión como métodos de aprendizaje, la educación debe promover la toma de conciencia y autonomía de las personas.
Desde una perspectiva interdisciplinar se considera que la persona humana (y su dignidad) están en el centro del hecho educativo. La persona es nudo de relaciones: es feliz y se realiza en la medida que vivencia sus relaciones con Dios, consigo mismo, con los demás y con el mundo.
"Más allá de la diversidad de contextos y posturas que adopta la educación popular en la región (Hurtado; 2005, Finegan; 2009) en el debate actual acerca de su refundamentación (Puntual; 2009) ante la crisis de hegemonía del neoliberalismo, la educación popular tiene una relevancia singular para considerar la distribución social del poder, y nos invita a considerar el lenguaje de las posibilidades, lo que significa en cierta medida trazar nuevos mapas cognitivos (Magenzo; 2006) e instalar otros modos de generar procesos de transmisión y apropiación cultural" (Krichesky, 2015)
Analizando la anterior cita sobre las posibilidades que la Educación Popular ofrece en tiempos de crisis del modelo neoliberal en América Latina, aparece la dimensión política de la educación. Una concepción de la educación que resalta su imposibilidad de ser neutral frente a la distribución del poder en la sociedad, a las desigualdades que allí existen y frente a sus consecuencias. Las personas humanas, como actores protagonistas del proceso educativo, generadores de contextos, prácticas y discursos educativos, también son seres políticos por definición. Para la Educación Popular el sujeto que enseña-aprende es un ser político que se realiza en tanto logra tomar conciencia y transformar la realidad que habita. La realización del sujeto político radica en ejercer la libertad y la posibilidad de oponerse a la opresión generando alternativas.
¿Son los niños, niñas y jóvenes posibilidades de transformar la realidad?
¿Los y las educadoras pueden ser neutrales en su práctica educativa?
La práctica educativa es una práctica social que contiene cuatro elementos: objetivos, sujetos (quien enseñando aprende y quien aprendiendo enseña), objetos de conocimiento, y métodos. (Freire, (1993)
Educación bancaria y educación liberadora, son dos tradiciones educativas esquemáticas pero que perviven actualmente. En ellas el lugar de la persona en el proceso de enseñanza-aprendizaje cambia sustancialmente siendo “objeto de la educación” en la educación bancaria, a “sujeto en la educación” en la educación liberadora.
"Así la liberación no es un proceso de interacción entre quienes tienen la capacidad de liberar y los oprimidos (...) nadie libera a nadie sino que nos liberamos juntos si somos capaces de poner en cuestión el modelo identitario autoritario sobre el cual estamos construidos" (Pérez, (2003)
“(…) el saber de la historia como posibilidad y no como determinación. El mundo no es. El mundo está siendo. (...) mi papel en el mundo no es solo de quien constata lo que ocurre, sino también el de quien interviene como sujeto de lo que va a ocurrir. No soy sólo un objeto de la Historia, sino, igualmente, su sujeto.” (Freire, (2013)
En la Educación Popular el sujeto es capaz de incidir en su destino, no está condenado por su pasado o el de sus antecesores, sino que tiene la posibilidad/responsabilidad de imaginar y generar relatos alternativos, historias más justas para sí mismo y su comunidad. El sujeto conoce la historia y activamente participa en ella.
“La esperanza es un ingrediente indispensable de la experiencia histórica. Sin ella, no habría historia, sino sólo determinismo.” (Freire, P.) Para Freire la esperanza permite al sujeto rebelarse frente al determinismo y problematizar el tiempo. Pero la esperanza de la que habla Paulo Freire no es ingenua ni pasiva, sino que supone un sujeto activo, crítico y creativo: un sujeto que aprende.
¿Qué lugar ocupa la Historia y las historias en la tarea educativa?
¿De qué manera influye la historia (personal, comunitaria o mundial) en la vida de una persona?
Para descubrir la noción de persona en la pedagogía salesiana resulta útil buscar en la mirada de Don Bosco acerca del Sujeto, la que consideró en su tiempo, y la que hoy cobra vigencia, se actualiza y contextualiza.
Entendiendo a los sujetos como individuos que tienen conciencia de sí mismos, una conciencia que los lleva a tener toda la voluntad de influir sobre su yo y su circunstancia, asegurando por medio de sus actos, la protección y extensión de su libertad. Desde estos aspectos, desde su constitución personal y la circunstancia que lo rodea es que se entiende al sujeto de la pedagogía salesiana.
Cuando se habla de la conceptualización de Sujeto para Don Bosco, se debe hablar del joven, especialmente el joven excluido y recluido, que es su preocupación central. Un joven que, en el escenario actual puede verse como un Sujeto en el que se depositan estigmas, miedos, prejuicios. En su propuesta pedagógica Don Bosco, centra la mirada en un “Sujeto” que siempre tiene algo para dar (Bartolomé Garelli), algo que lo constituye como tal genuinamente, un Sujeto que se construye a sí mismo con otros y en especial en la relación amorosa con esos otros, que creen profundamente en él.
“¡Quién sabe si estos muchachos tuviesen fuera un amigo que se preocupara de ellos, que les atendiera e instruyera en la religión los días festivos… quién sabe si no se mantendrían alejados de su ruina, o por lo menos no se reduciría el número de los que vuelven a la cárcel!”.
Don Bosco en sus Memorias del Oratorio
Don Bosco vislumbraba, para los jóvenes que visitaba en la cárcel, alternativas que les permitieran darle un nuevo significado a sus vidas y poniendo, además, el acento en los elementos de protección que les permitieran fortalecerse para lograr este propósito. Releyendo su propuesta del Sistema Preventivo desde el hoy, la noción de preventividad es la posibilidad de “anticiparse a la condena social, al estigma, y apostar al reconocimiento del otro como sujeto de dignidad. Lo preventivo será desandar esquemas prefijados y estereotipados que sitúan a los jóvenes bajo la lupa del peligro”. (Capozzoli – Cúneo, 2013)
En una época en la que los adolescentes y jóvenes están constantemente bajo una mirada condenatoria, “los peligrosos”, “los que no hacen nada”, “los que se exceden”; en un momento que a pesar de los intentos “formales de colocarlos en un lugar de ´Sujetos´ de derechos” el imaginario colectivo los coloca simbólicamente en un lugar totalmente opuesto. Don Bosco invita a una mirada que se cimienta en la íntima convicción de que toda persona está animada por la fuerza del bien, y lo que necesita es un escenario favorable que le permita desplegarse y desarrollarla.
El sujeto/la persona, desde este punto de vista, se transforma en un actor social que tiene la vocación de influir sobre su vida y de transformar la vida social en la cual está inserto.
Poder comprender que el joven se constituye en Sujeto en un contexto concreto, que condiciona las posibilidades o las potencia, es otra de las invitaciones de Don Bosco ayer y hoy. Por tanto, no se puede pensar al Sujeto sin su contexto, el que lo determina, lo construye, lo condiciona, lo transforma e interactúa con él.
¿Cuáles son las condiciones que los jóvenes de hoy están necesitando para desarrollar todo su potencial?
¿De qué manera se puede animar a los niños y jóvenes a descubrir su capacidad para dar?
Capozzoli, C. - Cúneo, C. (2013): “Una Pedagogía que cree en la fuerza del bien presente en todos los jóvenes.” en El Sistema educativo de Don Bosco”. Montevideo.
Freire, P. (1993): "Participación Comunitaria", en: Política y Educación. Siglo XXI, Madrid.
Freire, P., (1970): Pedagogía del Oprimido. Editorial Tierra Nueva, Montevideo.
Freire, P., (2006): Pedagogía de la Autonomía. Siglo XXI Editores, México.
Gentili, P. (2011): Pedagogía de la Igualdad. Ensayos contra la educación excluyente. Editores Siglo XXI editores, Buenos Aires.
Jara, O., (2013): La sistematización de experiencias práctica y teoría para otros mundos posibles. EPPAL, Montevideo.
Krichesky (2015): El Derecho a la Educación. Ministerio de Educación, Argentina.
Pérez, E., (2003): Aportes a la reflexión sobre el sujeto popular latinoamericano. En: https://es.scribd.com/document/275914272/Aportes-a-La-Reflexion-Del-Sujeto-Popular-Latinoamericano#
Elaborado a partir de una serie de producciones teóricas y reflexivas en ocasión del SEMINARIO-TALLER: Pedagogía salesiana y Educación popular.
Claves conceptuales y metodológicas para la intervención social y educativa que se realizara en el Instituto Salesiano de Formación (ISF) en 2015, el presente material pretende acercar parte de su contenido a educadores y animadores, así como motivar el debate y la búsqueda de nuevas preguntas.
En este caso se ha tomado como referencia el texto elaborado por P. Juan Algorta sdb, Lic. Andrés Peregalli, y Lic. Cecilia Capozzoli, con los aportes de Blanca Acosta y Pilar Ubilla.