EDUCACIÓN POPULARPedagogía crítica desarrollada en América Latina a fines de la década del 60 que entiende a la educación como una acción transformadora de las personas y el mundo en que viven. Basada en la experimentación y la reflexión como métodos de aprendizaje, la educación debe promover la toma de conciencia y autonomía de las personas.
Desde una perspectiva interdisciplinar se considera que la persona humana (y su dignidad) están en el centro del hecho educativo. La persona es nudo de relaciones: es feliz y se realiza en la medida que vivencia sus relaciones con Dios, consigo mismo, con los demás y con el mundo.
“No puedo aceptar en silencio, y ‘comportándome bien’, que los miles de millones de desempleados con los que termina el siglo sean considerados una fatalidad del momento. Ninguna realidad social, histórica, económica es así porque esté escrito que así tiene que ser”
(Freire, P. (2012)
Como respuesta a la desigualdad, la educación popular busca con intención provocar una transformación social mediante la concientización del sujeto. Es decir que si bien la desigualdad está dada en la realidad, no es ni determinante ni inmutable, es posible de modificarse mediante caminos alternativos que generen una sociedad diferente.
Don Bosco, no fue indiferente a la realidad social de su época, marcada por un ambiente agitado, de batallas y luchas civiles. Época en que la Revolución Francesa con su proclama de libertad, igualdad y fraternidad, denunciaba un antiguo régimen caracterizado como desigual, represor y excluyente, mientras la Revolución Industrial se extendía. La sociedad se fragmenta ideológica y políticamente, alcanzando también a la Iglesia.
Si bien Don Bosco no va a hablar de desigualdad y no va a adherirse a ninguna corriente ideológica – política de manera radical y explícita, sus decisiones y acciones lo ubican en una postura controversial. Fiel al Papa y a la Iglesia, hizo la opción preferencial por acoger y educar a una fracción especial de los oprimidos de su época: los jóvenes pobres y abandonados.
¿Cuál es la desigualdad de la que hablamos hoy?
¿Es la educación un medio válido para cambiar la sociedad desigual en que vivimos?
La Educación Popular supone que la educación tiene un papel clave en la superación de la desigualdad, especialmente en relación al conocimiento en una sociedad donde hay quienes saben y otros que no. En este sentido la educación quiebra los determinismos históricos y sociales, pudiendo dejar su lugar de reproductora de desigualdades. Paulo Freire decía que los seres humanos son seres “programados para aprender”, y por lo tanto inacabados y capaces de tomar conciencia. La educación, en tanto espacio de aprendizaje, es un proceso de transformación, donde el ser humano se hace consciente de sí mismo y del mundo que lo rodea, se construye y transforma la realidad. Por lo tanto la educación tiene un carácter ético que se transforma en “no neutralidad” cuando los seres humanos intervienen en el mundo mediados por su conciencia.
“Significa reconocer que estamos condicionados pero no determinados; que el condicionamiento es la determinación de la que el objeto, convirtiéndose en sujeto, se torna consciente. Significa reconocer que la historia es tiempo de posibilidad y no de determinismo, que el futuro es problemático y no inexorable”
(Freire, 2012)
En el siglo XIX, Juan Bosco, concibió la educación como “la gran arte de formar a las personas”, convencido de que: “la base de toda educación es cuestión del corazón”, significando con ello que el meollo de la tarea educativa es llegar a la persona en su totalidad, descubriendo las motivaciones que le animan y desde allí proponer un camino pedagógico capaz de hacer emerger al otro como sujeto autónomo. Estas afirmaciones aparecen como fruto de una experiencia de largos años de trabajo con los jóvenes.
La educación cumple un papel fundamental como proceso a través del cual, cada ser humano se torna consciente y por tanto puede tomar sus decisiones autónomamente. Se puede pensar que esta idea de Freire se relaciona con el recurso de “la razón” de la que hablaba Juan Bosco en su sistema educativo. En ambos casos se habla de la capacidad de comprensión que cada persona tiene, y que debe activarse para generar procesos educativos. Tanto en la Educación Popular como en la Pedagogía Salesiana la posibilidad de la educación se da cuando cada uno como sujeto “se hace consciente” por un proceso de concientización (en términos de Freire) o cuando se activa el recurso de la razón (en términos de Don Bosco).
¿Cómo hacer para que cada joven emerja como un otro libre y autónomo?
¿Dónde radica el potencial transformador de la educación?
¿Era Don Bosco un Educador Popular?
Si bien la pregunta esconde un anacronismo, responderla es un ejercicio interesante para tender puentes y profundizar en algunos rasgos de ambas pedagogías.
Con esta salvedad y forzando un poco las categorías de análisis puede decirse que Don Bosco era un educador popular por cuanto:
• Dirigió su acción educativa hacia aquellos jóvenes de sectores populares que sufrían la desigualdad social de la época.
• Buscó partir del potencial positivo de cada joven para desarrollar cuánto había en ellos de posibilidad y de futuro.
• Dio mucha importancia a la cotidianidad, al “trabajo de todos los días” como espacio para la realización de la misión de cada persona.
• Entendió la educación muy especialmente como un encuentro que permite dar sentido a la vida del joven.
• Apostó a un tipo de vínculo entre maestro y alumno basado en el respeto y la amabilidad, contrario a los modelos pedagógicos dominantes en la época basados en la represión.
• En su pedagogía la educación no era solo cosa de especialistas, sino que involucra a todos los que están en contacto con los jóvenes.
• Entiende que la educación debe ser forjadora de un sentido y un para qué, en cierto sentido equivalente a la esperanza de la que habló Freire.
Por otra parte, podríamos decir que Don Bosco no era un educador popular por cuanto:
• El centro de su acción educativa no estuvo en cuestionar las raíces y las causas de la desigualdad, ni de las injusticias del sistema capitalista emergente. No era su objetivo subvertir el orden dominante.
• No veía la educación como un camino para la transformación con alcance social sino personal.
• Su pedagogía no hace explícita la dimensión política de la educación, ni tampoco explicita la existencia de un proyecto político (ni siquiera en un sentido amplio).
• No suscribiría la frase “Nadie educa a nadie” pues, hijo de su época, mantenía los roles de educador y educando, claramente delimitados.
• Las categorías de “oprimidos y opresores” no formaron parte de la cosmovisión de Juan Bosco, si bien en su época se habían extendido perspectivas socialistas (cabe recordar que Karl Marx fue contemporáneo de Don Bosco, habiendo nacido tres años después y fallecido cinco años antes).
Para Paulo Freire la educación constituye un camino para avanzar hacia la igualdad. En su visión todas las personas tienen derecho a una educación igualitaria independientemente de su condición social. Pero igualdad, no es sinónimo de homogeneidad, como lo expresa claramente.
“La diversidad no es el objetivo sino el camino para llegar al verdadero objetivo que es la igualdad impidiendo que ésta se desfigure en homogeneidad. Pero cuando la diversidad suplanta del primer plano a la igualdad, se debilitan los esfuerzos por superar las desigualdades.”
(Flecha, 1999)
¿De qué manera promovemos en la práctica la toma de conciencia o la razón como caminos para la erradicación de la desigualdad?
¿Cuáles son las razones que buscan los jóvenes hoy?
¿Sobre qué temas o aspectos de la vida debemos ayudar a despertar la conciencia de los jóvenes?
En el año 2009 se realizó en Roma el Congreso “Sistema Preventivo y Derechos Humanos”, un hito importante en la vinculación teórica entre Sistema Preventivo y las preocupaciones de la Educación Popular. Aproximarse a la reflexión sobre Derechos Humanos, es sin duda, en el contexto del siglo XXI, un modo de aproximarse a la promoción de la igualdad erradicando toda posible desigualdad.
En oportunidad de dicho Congreso el Rector Mayor de los Salesianos declaraba la necesidad de vincularse desde el Sistema Preventivo con los Derechos Humanos, entre otros motivos, porque “… con mucha frecuencia la educación es hoy una educación de mercado, al servicio del mantenimiento de un status quo que continúa, en la era de la globalización, a privatizar la riqueza cada vez más en pocas manos, en pocas personas, en pocos grupos, en pocos Países y, mientras tanto, socializa la pobreza. (…) La educación Salesiana tiene que ser en cambio “una educación en valores, promotora y creadora de ciudadanía responsable.”
En Uruguay, los salesianos han enriquecido su pedagogía tomando contacto con la Educación Popular e incorporando muchos de sus aportes a prácticas, reflexiones y documentos. Un ejemplo de ello son las palabras de Leonel Burone quien fuera Director del Movimiento Tacurú en 2013, cuando en un espacio de tertulia en Radio Espectador expresaba:
“Nosotros en el Movimiento llevamos adelante nuestra tarea con jóvenes que no son sólo jóvenes que hacen el barrido, son jóvenes que son los propios educadores, que son los líderes, los que llevan adelante, son jóvenes que surgieron de la comunidad y se sienten invitados a transformar juntos y a transformarnos juntos la vida con los demás.”
En estas declaraciones se muestra el trabajo en el Movimiento Tacurú como una experiencia de superación de la exclusión y la importancia del reconocimiento y la participación.
Por otra parte, en el año 2014, la Escuela de Oficios Don Bosco, perteneciente al Movimiento Tacurú, realizó una sistematización de la propuesta socio-educativa de los últimos quince años del proyecto. En ella se encuentran algunas expresiones que provienen de la educación popular:
“Desde este contexto y más allá de los cambios en el devenir del tiempo, hay una convicción que anima a las personas y al colectivo institucional para estar donde está y hacer lo que hace, acorde a determinadas opciones realizadas conscientemente. Se trata de aquello que Paulo Freire afirma: ‘Somos seres condicionados pero no determinados. Reconocer que la Historia es tiempo de posibilidad y no de determinismo, que el futuro, permítanme reiterar, es problemático y no inexorable.’
(Freire, 1997, en Sistematización EODB, 2014)
¿Cuáles son las corrientes pedagógicas y de pensamiento contemporáneas?
¿Cuál es el aporte de la Pedagogía Salesiana a la educación del siglo XXI?
Elaborado a partir de una serie de producciones teóricas y reflexivas en ocasión del SEMINARIO-TALLER: Pedagogía salesiana y Educación popular. Claves conceptuales y metodológicas para la intervención social y educativa que se realizara en el Instituto Salesiano de Formación (ISF) en 2015, el presente material pretende acercar parte de su contenido a educadores y animadores, así como motivar el debate y la búsqueda de nuevas preguntas y nuevas respuestas.
En este caso se ha tomado como referencia el texto elaborado por Lucía Arenas, Raúl García y Javier Pereira, con los aportes de Blanca Acosta y Pilar Ubilla.