No estamos solos sobre esta tierra en la que somos invitados a ser creadores. Nos encontramos con los otros, con los diferentes a mí, que de alguna manera van a alterar mi existencia. Nunca como ahora hemos tenido delante de los ojos las diferencias del planeta. Etnias, culturas, religiones, clases sociales, toda la diversidad humana está más cerca, y estamos todos más interconectados. Pero también hay mucho miedo que cierra las puertas de la casa y los saludos. Hay mucha indiferencia. Mientras podemos hablar por teléfono con un amigo que está trabajando a miles de kilómetros de distancia, podemos pasar como sombras sin nombre ni domicilio al lado de nuestros vecinos. Mucha gente vive soledades profundas rodeada del ruido de muchedumbres que caminan rápido como un río desbordado e insensible. El peligro de esta nueva cultura es el individualismo, que se centra en sus propios intereses.