Esta fotografía fue tomada, según las crónicas, dos días después de la primera. Se dice que Don Bosco había encontrado que esa era la mejor pose para expresar su apostolado. En efecto, la escena muestra aquello que estaba en la cima de todos sus pensamientos: el bien de las almas de sus hijos. El grupo que aparece en la fotografía de dos días antes, rodeando a Don Bosco, no expresaba suficientemente esto. Por tanto, se dispone en actitud de confesar junto a un grupito de clérigos y de alumnos, reunidos en torno en devota preparación. Cuando debió elegir uno que hiciese de penitente, elige a Pablo Álbera, su futuro sucesor. «Ven aquí – le dice – ponte en rodillas y apoya tu frente en la mía; ¡así no nos moveremos!».
Efectivamente, se debía posar durante un tiempo prolonga-do y había que recurrir a varias formas, soportes y posiciones para mantener firme a la persona. Esta fotografía, por tanto, está probablemente movida por esta razón, pero también porque en el foco está Don Bosco, mientras que resultan desenfocados los jóvenes que están en los alrededores.
La postura está armada para que se comprenda el rol sacerdotal, aunque si se confronta con los parámetros de la época no es rígida. El rostro es serio y en la boca se refleja esta actitud. Los ojos, si bien no es posible verlos en profundidad, comunican una extrema atención, así como una cierta actitud de familiaridad propia de Don Bosco cuando confesaba. Más allá de la impresión global de seriedad, se percibe una notable serenidad, una disponibilidad de la persona, no como juez sino como amigo, uno que sabe escuchar, partícipe y comprometido con las situaciones de los otros.
Esta foto, junto a la que está entre los jóvenes, son los documentos más simpáticos que Don Bosco dejó y también los más expresivos de sí mismo y de la vida del Oratorio: sacerdote para los jóvenes.
La satisfacción que transparenta el rostro del Santo al mostrarse junto a sus jóvenes y mientras está trabajando por ellos, por su bien, es casi como un testamento moral para su familia. Se encuentra en esas fotos una indicación fundamen-tal acerca del método de Don Bosco (la presencia), el estilo (familiaridad, amabilidad), los valores fundamentales (religión). Tal vez sea por esto que ambas fotos se encuentran tan presentes en las Casas salesianas, como para mostrar la carta de identidad a quienes llegan y como un permanente recuerdo para quienes trabajan allí.
En un lugar destacado se cuelga o coloca la foto, acompañado con un canto.
ORACIÓN INICIAL
Señor, Dios Nuestro¿Qué te suscita esta foto?
¿Qué subrayados harías de la descripción histórica de esta foto?
¿Qué le agregarías desde tu experiencia entre los jóvenes?
Dios quiere que vivamos reconciliados con Él y entre nosotros; ¿cómo estás siendo instrumento de reconciliación y perdón?
Una vez que se haya compartido a gusto, iniciamos un momento celebrativo.