La razón precisa por la cual fue tomada esta foto no se conoce directamente de las fuentes, pero se puede explicar por el deseo – permitido o incluso promovido por Don Bosco – de tener una documentación fotográfica de todos los grupos, clases, sectores profesionales del Oratorio al inicio del año escolar 1870/71, trigésimo aniversario del Oratorio. En efecto, don Amadei en las Memorias Biográficas (volumen X, página 6, edición italiana), publica todas estas fotografías, todavía inédi-tas «porque nos presentan, junto con tantos alumnos, mu-chos de los antiguos superiores y también a Don Bosco en su pose llena de dignidad y amabilidad paterna».
En la parte posterior de esta fotografía se lee: «Fotografía de los Superiores del Oratorio de Don Bosco – Turín – tomada en setiembre de 1870».
El deseo de Don Bosco de documentar, con ocasión del tri-gésimo aniversario del Oratorio, su actividad educativa y de sus colaboradores en favor de los jóvenes, se confirma en sus palabras: «Para educar se necesitan muchos». El teólogo Bo-rel, don Cafasso, don Cinzano, don Nasi, don Pacchiotti, el marqués Fossati… le daban una mano, pero con los mucha-chos se precisa una presencia constante, continua, como en una familia. Por esto implica a sus propios alumnos en la tarea: estos son algunos, entre los primeros jóvenes, que dan a Don Bosco no solo una mano, sino toda la vida para educar a la juventud.
Don Bosco muestra una expresión satisfecha de padre orgulloso entre sus hijos. Seguramente por su corazón pasara el momento sencillo y tremendamente profundo de la “fundación”:
Aquel 18 de diciembre de 1859 era domingo. Don Bosco terminó la densa jornada festiva vivida entre un millar de jóvenes, como en la fiesta de la Inmaculada y los domingos. Después convocó para su conferencia a los que habían decidido entrar en la Pía Sociedad de San Francisco de Sales.
Eran las 21 horas, después de las oraciones de la noche. La cita era en la habitación de Don Bosco. En pocos minutos se presentaron dieciocho, incluido Don Bosco. Dos solamente no habían acudido. Los congregados alrededor de Don Bosco eran diecisiete: un sacerdote (47 años), un diácono (24 años), un subdiácono (22 años), trece clérigos (entre 15 y 21 años), y un estudiante jovencísimo.
El acta fiel, firmada por Don Alasonatti y con la firma añadida de Don Bosco, “es un documento de encantadora simplicidad, que contiene el primer acto oficial de la Sociedad Salesiana”; en él se lee:
“(Nos reunimos) todos con el fin y el deseo de promover y conservar el espíritu de verdadera caridad que exigía la obra de los Oratorios para la juventud abandonada y en peligro, que en estos tristes tiempos es engañada de mil maneras con daño de la sociedad y abocada a la impiedad e irreligión.
“Pareció bien por lo tanto a los mismos congregados erigirse en Sociedad o Congregación que, teniendo como meta la ayuda recíproca para la propia santificación, decidiese promover la gloria de Dios y la salvación de las almas, especialmente de las más necesitadas de instrucción y de educación y, aprobado de común acuerdo el proyecto presentado, después de una breve oración y de haber invocado la luz del Espíritu Santo, procedían a la elección de los Miembros que debían constituir la dirección de la sociedad para esta o para nuevas Congregaciones, si quisiera Dios favorecer su desarrollo.
“Unánimemente pidieron por tanto a Él (Don Bosco), iniciador y promotor, que aceptara el cargo de Superior Mayor, como cosa muy conveniente, el cual, habiendo aceptado con la reserva de la facultad de nombrar al prefecto (Vicario y Administrador), ya que ninguno se opuso, dijo que le parecía no tener que cambiar de su oficio de prefecto al que escribe (Don Alasonatti), que hasta entonces había ocupado este cargo en la casa.
“Se trató después del modo de elección de los demás Socios que integran la Dirección, y se acordó adoptar la votación con voto secreto, como modo más rápido para completar el Consejo, que debía estar compuesto por un Director Espiritual, el Ecónomo y tres Consejeros junto con los ya descritos cargos oficiales (el Superior Mayor y el Prefecto).
“[…] en la elección del Director Espiritual (resultó) elegido por unanimidad el Clérigo Subdiácono Rua Mi-guel, que aceptó. Y volviendo a repetirse lo mismo para el Ecónomo, resultó y fue confirmado el Diácono Angel Savio, que prometió igualmente asumir la relativa tarea.
“Quedaban aún por elegir los tres consejeros; para el primero de ellos, hecha como de costumbre la votación, fue (elegido) el clérigo Juan Cagliero. Para segundo consejero fue elegido el clérigo Juan Bonetti. Como tercero y último, resultando con el mismo nú-mero de votos los clérigos Carlos Ghivarello y Francisco Provera, hecha otra votación, la mayoría tocó al clérigo Ghivarello, y así quedó definitivamente constituido el órgano de administración de nuestra Socie-dad (que se llamó después ‘Capítulo Superior’).
“Todo esto, tal que como ha sido expuesto hasta aquí en su conjunto, fue leído en la Asamblea de todos los ya citados socios y oficiales, y éstos, reconociendo su veracidad, acordaron unánimemente que se conser-vase el texto original, que firma el Superior Mayor y el Secretario.
Sac. Juan Bosco
Víctor Alasonatti Sac. Prefecto.”
Antes de la convocatoria, se pedirá a cada participante que elija y lleve una foto personal significativa, de su presencia como entre los jóvenes.
En un lugar destacado se cuelga o coloca la foto, acompañado con un canto.
ORACIÓN INICIAL
Señor, Dios Nuestro¿Qué te suscita esta foto?
¿Qué subrayados harías de la descripción histórica de esta foto?
¿Qué le agregarías desde tu experiencia entre los jóvenes?
¿Qué paso te parece te pediría Don Bosco en tu vida comunitaria actual? ¿En qué te pediría mejorar, crecer…?
Una vez que se haya compartido a gusto, iniciamos un momento celebrativo.