“Profundizar en los elementos básicos del ser de un animador, a partir de sus primeras experiencias motivadoras, iluminados por la experiencia pastoral de Don Bosco”. Conocer las realidades de cada oratorio y sus animadores.
Proyectamos: LATIDO CARDÍACO
¿Cuáles son las vivencias que mueven tu corazón?
¿Qué te motiva a ir al oratorio?
De a tres:
Compartir las respuestas
Proyectamos: EVENTOS EN EL CORAZÓN
De a tres:
¿Qué dificultades, preguntas, fracasos, cuestionamientos estamos teniendo en la vivencia del apostolado?
Compartir en paleógrafo.
PROYECTAMOS: "Se me hace más grande el mundo"
PROYECTAMOS el siguiente testimonio
¿Qué nos llama la atención?
Desde mi experiencia, ¿Cómo vivo mi ser animador?
Por oratorio (si hubiera varios; si no, separados por niveles):
A partir de lo que “hacemos” en el grupo ¿qué generamos en los demás? ¿Qué lugar ocupa el oratorio en el barrio?
Corte 10 min
Escuchamos: Camino preventivo al corazón
En grupos de a 3:
¿Qué tenemos que cuidar, prevenir?
A nivel personal, grupal, para los gurises.
El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor. Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. “Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado”. “Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor”. Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: “Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado”. “Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor”. Llegó luego el que había recibido un solo talento. “Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!”. Pero el señor le respondió: “Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
Mateo 25, 14-29
Algunas preguntas que surgen a partir de la parábola y que ayudan a diseñar esta dinámica son:
1. ¿Qué talentos y dones de Dios hay en nuestros gurises?
2. ¿Qué miedos que no los dejan dar lo mejor de sí mismos?
3. ¿Qué descubrimos en los gurises y en los otros animadores que son motivo de confianza y debemos agradecer?
4. ¿Qué les dice Jesús respecto a estos dones?