Ante la pregunta ¿qué valoran especialmente del acompañamiento, cuando lo descubren, los jóvenes con los que tú tratas? hay una coincidencia de valoraciones, en situaciones y edades muy diversas. Estos son los mensajes más significativos que se recogen:
• Impacto. Se han interesado por mí, me han escuchado, me han tomado en serio en lo que decía, no me he sentido etiquetado. Los adultos me han respetado, me he sentido tratado con mucha dignidad en mi edad y situación. Nunca había imaginado que haya adultos que me entiendan, que se pongan en mi piel, que no se escandalicen de lo que me pasa.
• Sorpresa: Nunca hubiera imaginado que me ayudara tanto hablar con alguien así, profundizando, interiorizando. Estoy sorprendido/a de cuantas cosas descubro de mí mismo/a. Agradezco que no se me den recetas, que me acompañen para buscar mi vida. Prefiero bucear en mi interior en compañía, sólo me da miedo.
• Deseo. Quiero más. Venía buscando luz para una decisión puntual que tenía que tomar y he encontrado un horizonte para andar tras él. Venía con una pregunta pequeñita y ahora se me ampliado muchísimo, tiene mucho más valor del que yo me había imaginado. Esto me anima y me hace sentirme mejor, mucho más yo y más dispuesto a andar por este camino de conocerme, responsabilizarme, vivir con un proyecto.
• Gracias. Muchísimas gracias por ofrecerme el acompañamiento, a mí no se me hubiera ocurrido, cuanto ayuda, me hace más persona, más creyente, más hermano. Si no llega a ser por un amigo, que me ha dicho lo bueno que puede ser el acompañamiento, no me hubiera animado.
• Me he dado cuenta: Para vivir de fe y seguir a Jesús, quiero el acompañamiento, necesito de la comunidad, no quiero mirar a otro lado ante la suerte de los más débiles, pero ¿cómo hacer para que Jesús sea el centro de mi vida?
• Ahora entiendo. Una cosa es tener experiencia de Dios y otra saber que se había tenido experiencia de Dios. ¡Sin el acompañamiento….me lo hubiera perdido! Gracias.
• Esto es más de lo que yo imaginaba. Valoran “valoran contar con el espacio”, “ponerse a ello”, “buscar a Dios así”, aprender a conectar con el corazón. Recibir luces del propio interior, poder distinguirlas, poder tomar decisiones.
• Que sorpresa poder hablar con alguien que siento tan distinto/a mí. Yo no soy creyente, tú sí. Yo creo que tengo unos valores distintos que los tuyos y te interesas por lo mío.
• Me siento buscador de Dios. Que el acompañamiento me sirva para buscar a Dios, para discernir mi vocación…. ¡impresionante! ¿Qué hubiera sido de mi sin esta mediación?
• Me siento reconfortado. Yo que estaba a punto de abandonarlo todo y este acompañamiento me ha hecho recuperar la energía, conectarme de nuevo, conectar con
Dios, retomar el camino.
• Se me ha cambiado totalmente la imagen del acompañamiento. Antes creí que era, pues eso, resolver problemas , recibir consejos, y la verdad, ahora me doy cuenta que es como tener una buena compañía para madurar mi fe, mi compromiso, mi relación con Jesús.
• Y lo mejor de todo es que no es solo personal, también comunitario. Desde que he descubierto el acompañamiento noto que me tomo con más interés escuchar yo mismo en los grupos, aportar, yo que vivía la comunidad casi como un “deber” ahora he descubierto que es otro modo también de acompañamiento.
• Eso del discernimiento … ¡Qué bueno! Me alucina un poco. Yo tenía una idea mágica de la voluntad de Dios, me doy cuenta ahora, con el discernimiento se puede llegar muy lejos.
• El acompañamiento es como una luz larga para el camino. ¿Cómo plantearme mi vida como proceso sin ello? ¿Cómo mantenerme en el seguimiento de Jesús, vivir el compromiso sin esta ayuda?
Y un largo etc. Ante todo esto que escuchamos se nos suscitan preguntas: Si no ofrecemos este servicio de acompañamiento en las diferentes plataformas educativas y pastorales… ¿dónde estamos los adultos? Si no estamos acompañando la vida de nuestras generaciones más jóvenes, ¿quién lo hará? ¿Quién se ocupará de ellos? ¿Cómo harán esta transición a la vida adulta si no tienen adultos que sean referencia en su vida?
“Es primordial hoy estar y ofrecer estos espacios a jóvenes si no queremos ser responsables de generaciones perdidas acompañadas exclusivamente la virtualidad de las redes, sin que se me interprete con ello que estoy desestimando lo valiosos que pueden resultar las redes y medios de comunicación utilizamos al servicio de la vida”
Arrtículo de Lola Arrieta, tomado de prayforsynod.org
Ante la pregunta ¿qué valoran especialmente del acompañamiento, cuando lo descubren, los jóvenes con los que tú tratas? hay una coincidencia de valoraciones, en situaciones y edades muy diversas. Estos son los mensajes más significativos que se recogen:
• Impacto. Se han interesado por mí, me han escuchado, me han tomado en serio en lo que
decía, no me he sentido etiquetado. Los adultos me han respetado, me he sentido tratado
con mucha dignidad en mi edad y situación. Nunca había imaginado que haya adultos que
me entiendan, que se pongan en mi piel, que no se escandalicen de lo que me pasa.
• Sorpresa: Nunca hubiera imaginado que me ayudara tanto hablar con alguien así, profundizando, interiorizando. Estoy sorprendido/a de cuantas cosas descubro de mí mismo/a.
Agradezco que no se me den recetas, que me acompañen para buscar mi vida. Prefiero
bucear en mi interior en compañía, sólo me da miedo.
• Deseo. Quiero más. Venía buscando luz para una decisión puntual que tenía que tomar y he
encontrado un horizonte para andar tras él. Venía con una pregunta pequeñita y ahora se
me ampliado muchísimo, tiene mucho más valor del que yo me había imaginado. Esto me
anima y me hace sentirme mejor, mucho más yo y más dispuesto a andar por este camino
de conocerme, responsabilizarme, vivir con un proyecto.
• Gracias. Muchísimas gracias por ofrecerme el acompañamiento, a mí no se me hubiera
ocurrido, cuanto ayuda, me hace más persona, más creyente, más hermano. Si no llega a ser por un amigo, que me ha dicho lo bueno que puede ser el acompañamiento, no me hubiera animado.
• Me he dado cuenta: Para vivir de fe y seguir a Jesús, quiero el acompañamiento, necesito
de la comunidad, no quiero mirar a otro lado ante la suerte de los más débiles, pero ¿cómo
hacer para que Jesús sea el centro de mi vida?
• Ahora entiendo. Una cosa es tener experiencia de Dios y otra saber que se había tenido experiencia de Dios. ¡Sin el acompañamiento….me lo hubiera perdido! Gracias.
• Esto es más de lo que yo imaginaba. Valoran “valoran contar con el espacio”, “ponerse a
ello”, “buscar a Dios así”, aprender a conectar con el corazón. Recibir luces del propio interior,
poder distinguirlas, poder tomar decisiones.
• Que sorpresa poder hablar con alguien que siento tan distinto/a mí. Yo no soy creyente, tú sí. Yo creo que tengo unos valores distintos que los tuyos y te interesas por lo mío.
• Me siento buscador de Dios. Que el acompañamiento me sirva para buscar a Dios, para discernir mi vocación…. ¡impresionante! ¿Qué hubiera sido de mi sin esta mediación?
• Me siento reconfortado. Yo que estaba a punto de abandonarlo todo y este
acompañamiento me ha hecho recuperar la energía, conectarme de nuevo, conectar con
Dios, retomar el camino.
• Se me ha cambiado totalmente la imagen del acompañamiento. Antes creí que era, pues
eso, resolver problemas , recibir consejos, y la verdad, ahora me doy cuenta que es como
tener una buena compañía para madurar mi fe, mi compromiso, mi relación con Jesús.
• Y lo mejor de todo es que no es solo personal, también comunitario. Desde que he descubierto el acompañamiento noto que me tomo con más interés escuchar yo mismo en los grupos, aportar, yo que vivía la comunidad casi como un “deber” ahora he descubierto que es otro modo también de acompañamiento.
• Eso del discernimiento … ¡Qué bueno! Me alucina un poco. Yo tenía una idea mágica de la
voluntad de Dios, me doy cuenta ahora, con el discernimiento se puede llegar muy lejos.
• El acompañamiento es como una luz larga para el camino. ¿Cómo plantearme mi vida como proceso sin ello? ¿Cómo mantenerme en el seguimiento de Jesús, vivir el compromiso sin
esta ayuda?
Y un largo etc. Ante todo esto que escuchamos se nos suscitan preguntas: Si no ofrecemos
este servicio de acompañamiento en las diferentes plataformas educativas y pastorales… ¿dónde estamos los adultos? Si no estamos acompañando la vida de nuestras generaciones
más jóvenes, ¿quién lo hará? ¿Quién se ocupará de ellos? ¿Cómo harán esta transición a la
vida adulta si no tienen adultos que sean referencia en su vida?
“Es primordial hoy estar y ofrecer estos espacios a jóvenes si no queremos ser responsables de generaciones perdidas acompañadas exclusivamente la virtualidad de las redes, sin que se me interprete con ello que estoy desestimando lo valiosos que pueden resultar las redes y medios de comunicación utilizamos al servicio de la vida”