Pequeños gestos de amor, de esos que seguramente no cambian el mundo, pero que, por un lado, lo hacen más vividero y, por otro, a el corazón de quien los hace.
En la espiritualidad y pedagogía salesiana estos gestos son fundamentales, son lo que constituyen la "amabilidad" o "amor demostrado". Ellos generan confianza, afecto mutuo entre jóvenes y educadores.
Este listado, por supuesto, debe ser ampliado y complementado. Por ejemplo, en el mundo virtual y de las redes sociales en las que hoy vivimos, ¿qué gestos de amor podemos tener?
Aquí va la lista:
- Aprenderse los nombres de la gente que trabaja con nosotros o de los que nos cruzamos todos los días y tratarles luego por su nombre.
- Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.
- Pensar, por principio, bien de todo el mundo.
- Tener la manía de hacer el bien, sobre todo a los que no se la merecerían teóricamente.
- Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ellas.
- Multiplicar el saludo, incluso a los semiconocidos.
- Visitar a los enfermos, sobre todo sin son crónicos.
- Hacer favores. Y concederlos antes de que terminen de pedírtelos.
- Olvidar ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores.
- Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre escuchándolos.
- Tratar con antipáticos. Conversar con los sordos sin ponerte nervioso.
- Entretener a los niños pequeños. No pensar que con ellos pierdes el tiempo.
- Animar a los viejos. No engañarles como niños, pero subrayar todo lo positivo que encuentres en ellos.
- Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y amigos.
- Hacer regalos muy pequeños, que demuestren el cariño pero no crean obligación de ser compensados con otro regalo.
- Acudir puntualmente a las reuniones, aunque tengas que esperar tú.
- Contarle a la gente cosas buenas que alguien ha dicho de ellos.
- Dar buenas noticias.
- No contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.
- Exponer nuestras razones en las discusiones, pero sin tratar de aplastar.
- Mandar con tono suave. No gritar nunca.
- Corregir de modo que se note que te duele el hacerlo.