Esta ficha de trabajo es parte del cuaderno de formación de SEPSUR (Secretariad Pastoral del Sur) que se propone a los agentes pastorales de todas las casas salesianas.
El objetivo general del cuaderno y de estas fichas es ayudar a redescubrir la "significatividad de la actual praxis pastoral, a partir de la revisión de enfoques y metodologías desde una perspectiva socio-política y carismática".
Favorecer la reflexión para re significar la dimensión política del cristiano, reconociéndonos actores transformadores de la sociedad en la que vivimos.
Te invitamos a descubrir en los personajes de esta viñeta de Mafalda algunas situaciones que nos ayudarán a reflexionar.
Luego de leer y dejar resonar los diálogos de la viñeta, nos haremos las siguientes preguntas buscando responder de manera espontánea.
• ¿Qué me provoca? (sensaciones, pensamientos, sentimientos, ideas, etc…)
• ¿Qué me dice? ¿De qué me habla?
Proponemos comenzar este momento con una dinámica que ponga en juego la toma de decisiones. Lo que buscamos con esta propuesta es que el grupo discuta los motivos que se ponen en movimiento en este proceso. Se presentan una serie de situaciones hipotéticas que, si bien son complejas de resolver, se pueden encontrar en la vida diaria de cualquier persona.
Se trabaja sobre tres o cuatro situaciones entre todos en general (se pueden utilizar las de la ficha o elaborar otras que respondan a la realidad del grupo). Para esto, se va proponiendo una situación por vez. Se lee la situación y sus correspondientes respuestas. Luego se va conversando acerca de lo que cada uno decidiría hacer y por qué. Se abre el debate.
Se entrega a cada participante una situación con sus posibles respuestas. Uno de los integrantes del grupo lee la situación y sus respuestas que le han sido asignadas. Luego este integrante toma su decisión, pero no la comparte en voz alta. El resto del grupo al escuchar la situación y las respuestas, arriesga qué piensan que esa persona decidiría y las razones de dicha elección. Para finalizar el integrante dice en voz alta su respuesta y si existen coincidencias suma puntos a modo de juego. Lo importante es que se llegue a explicitar los motivos de las decisiones.
Escucho que en la casa de al lado, el vecino le está gritando y posiblemente pegando a su pareja. Respuestas:
a) Subo el volumen de la televisión para no escuchar.
b) Irrumpo en el domicilio para defender a la víctima.
c) Llamo a la policía exponiéndome a dejar mi identidad al descubierto.
d) Espero encontrarme a solas con la víctima y ofrecerle mi apoyo.
e) Ninguna de éstas, pero propongo…
Camino a mi casa encuentro una persona que vive en situación de calle.
Respuestas:
a) Hago la denuncia a un servicio de asistencia social.
b) Me acerco a dialogar con él para conocerlo. Busco ropa y comida en mi casa y se la acerco.
c) Lo llevo a vivir a mi casa mientras buscamos otra solución.
d) Me cruzo de vereda porque me genera impotencia.
e) Ninguna de éstas, pero propongo…
Alguien a quien respeto me pide una firma para bajar la edad de imputabilidad de los jóvenes a los 16 años.
Respuestas:
a) Firmo porque estoy de acuerdo.
b) Aunque no esté de acuerdo firmo, total una firma no va a cambiar nada.
c) No firmo porque no me parece que esa sea la solución del problema.
d) No firmo e intento asociarme a grupos que están organizados para que esto no suceda.
e) Ninguna de éstas, pero propongo…
Descubrimos que uno de nuestros amigos se encuentra en problemas debido al consumo de drogas.
Respuestas:
a) Converso con él para que cambie esta conducta.
b) Hablo con sus padres para que ellos busquen una solución urgente.
c) Es mi amigo y respeto sus decisiones.
d) Comento con otros amigos lo que está pasando.
e) Ninguna de éstas, pero propongo…
Luego de jugar un tiempo, pasamos a profundizar en la temática respondiendo a las siguientes preguntas:
• En el grupo al que pertenezco, ¿Cómo participo en las decisiones? Con mis ideas propias, adhiriendo a las ideas de otros, no decidiendo, lo que decida la mayoría, depende de quién sea el que participe, etc.
• En el juego, las acciones con las que resolvimos estas situaciones, ¿Creo que son acciones políticas? ¿Por qué?
Es habitual escuchar estas frases que refieren al pensamiento popular cuando se habla de la política. En algunas de nuestras comunidades podemos constatar que existen aspectos que no colaboran en el desarrollo de una visión profunda de la dimensión política:
Al mismo tiempo, vivenciamos algunas tensiones: falsas dicotomías como “participación en política partidaria vs acción política”, “buenos cristianos vs honrados ciudadanos”.
¿Participación en política partidaria vs. acción política?
Consideramos válida la filiación a un partido político, pero lo político no se reduce a eso exclusivamente. Cuando hablamos de lo político hablamos también y sobre todo de la participación activa en la vida social. Nuestro concepto de política es la participación en la comunidad, buscando la organización social, creando instituciones, a través de las cuales buscamos un objetivo común. Lo político se relaciona entonces con el bien común. Tenemos una primera aproximación a lo político que se vincula a toda acción realizada por un sujeto en búsqueda de ese bien común.
Al ampliar nuestra mirada, nos damos cuenta que muchas actividades que hoy no vemos como políticas, sin embargo, son acción política.
La política deja de ser una actividad que realizan unos pocos: todos tenemos el derecho de participar de las decisiones que nos afectan colectivamente, es decir, aquellas que marcan el rumbo a seguir como sociedad-comunidad.
Si el verdadero sentido de lo político es la participación y la transformación de la sociedad hay que distinguirlo de la política partidaria y no reducirlo a ella.
¿Buenos cristianos vs honrados ciudadanos?
Al reflexionar sobre nuestra practica pastoral, no es extraño que descubramos una acentuación mucho mayor en el ser “buenos cristianos” que en el ser “honestos ciudadanos”. En muchas ocasiones enfrentamos estas dimensiones como variables que hasta se llegan a contradecir una con otra, cuando en realidad son complementarias y así las pensó y expresó Don Bosco. No podemos perder de vista que en el “honrado ciudadano” se entiende el “buen cristiano” y en el “buen cristiano” también se entiende el “honrado ciudadano”. “Don Bosco fue también agente social y político y lo fue esencialmente a través de la educación, a través de la formación cultural, profesional, moral y religiosa de la juventud.”
Según la Doctrina Social de la Iglesia Católica, “para los fieles laicos, el compromiso político es una expresión cualificada y exigente del empeño cristiano al servicio de los demás. La búsqueda del bien común con espíritu de servicio; el desarrollo de la justicia con atención particular a las situaciones de pobreza y sufrimiento; el respeto de la autonomía de las realidades terrenas; el principio de subsidiaridad; la promoción del diálogo y de la paz en el horizonte de la solidaridad: éstas son las orientaciones que deben inspirar la acción política de los cristianos laicos.”
Don Bosco, inmerso en su realidad y siendo fiel a su contexto, optó por extender el Reino transformando la sociedad, formando agentes de cambio, llevando a cabo una opción preferencial por la educación de los jóvenes pobres y abandonados de la sociedad. A esto lo llamaba “la política del Padre Nuestro”.
“La participación en política no se reduce a ejercer el voto. Votar es, sin lugar a dudas, muy importante. Pero también hay otras formas de ejercer la política que son muy necesarias.
Hacer política es una invitación a intervenir en al ámbito que nos corresponda según nuestra capacidad y vocación; aportar los instrumentos necesarios con nuestra actividad, intervención, criterio, diálogo y servicio, para bien de la sociedad en que vivimos. Como por ejemplo reconocerse parte activa de una comunidad, cumplir las leyes, pensar en el bien común, participar en organizaciones sociales de salud, educación o ecología, cuidar los espacios públicos, que si son públicos son de todos, no es que son de nadie.
Así lo entendió Don Bosco, que estaba comprometido al máximo con la salvación de los jóvenes, con ayudarlos a crecer, formarse y reinsertarse en la comunidad. Y así es como vivió y ayudó a que sus jóvenes sean ‘buenos cristianos y honrados ciudadanos’.
A lo largo de su vida Don Bosco se acercó a políticos de todos los partidos, ricos de familias nobles, ricos de la burguesía empresarial que estaba naciendo, y todos aquellos que podían aportar algo en bien de sus muchachos. Sin embargo, cuando a él lo interrogaban acerca de su afinidad ideológica, respondía: “mi política es la del Padre Nuestro”, y explicaba: “En el Padre Nuestro suplicamos que venga el Reino del Padre celestial sobre la tierra, esto es, que se extienda más, que sea mejor comprendido, más vivo, más poderoso y glorioso”.
Estaríamos equivocados si pensáramos que Don Bosco era apolítico por no presentar afinidad política con ningún partido, puesto que su participación en política era muy activa debido a su compromiso por los chicos más necesitados de los lugares donde le tocó estar.”
A modo de conclusión. Nos proponemos generar espacios de participación y reflexión crítica sobre la realidad social e institucional; deshabitar nuestras zonas cómodas de los lugares ya establecidos; pasar de una animación centralizada a una gestión participativa; crear procesos de empoderamiento; crear instancias para ir aprendiendo a tomar decisiones y no callarnos ante el ejercicio de un poder autoritario.
Así mismo es necesario podar visiones reduccionistas de la política, actitudes de indiferencia en todos los ámbitos, las visiones y estructuras autoritarias, estructuras que alimentan el statu quo, roles y jerarquías que obstaculizan los procesos.
Por lo tanto, la manera en que nos relacionamos con los demás, nuestras prácticas cotidianas, revelan nuestra manera de comprender a la sociedad y a los otros. Es decir, todos nuestros actos personales revelan nuestras actitudes, valores, principios, con los cuales queremos construimos la sociedad.
En el ejercicio de las decisiones subyace un concepto social y si ese concepto social es de búsqueda del bien común, uno siempre podrá dialogar, confrontarse, priorizar al otro. Es decir, no hay miradas de la realidad ni relaciones que sean neutrales y por lo tanto, la mirada negativa de la política que expresábamos al comienzo ya no creemos que sea el concepto de política que prime sino, una realidad que ocurre cuando se le quita a la política su sentido primero y último: el estar al servicio del bien común, como venimos desarrollando.
Luego de haber reflexionado sobre el tema de lapolítica y lo político te invitamos a compartir las siguientes preguntas:
1. ¿Qué acciones políticas voy construyendo en mi entorno?
2. ¿De qué manera nuestras prácticas pastorales favorecen la transformación social?
3. Esta reflexión, ¿Qué desafíos nos propone?
El impuesto del Templo
Jesús fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles. Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?».
Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra». E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.
Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado?». Ella le respondió: «Nadie, Señor». «Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante».
Juan 8, 1-11
Jesús también fue un hombre de su época, que inmerso en su realidad dio respuestas, muchas veces escandalosas para su sociedad que lo llevaron incluso, a una muerte de cruz.
En esta palabra, y frente a la situación y el mandato social, Jesús interviene invitando a pensar diferente, y provocando que los demás cambien su forma de intervenir de la que estaban tan acostumbrados y convencidos.
Jesús, con el sencillo gesto de escribir en el piso, actúa y provoca el cambio.
Invitar a los participantes a escribir el desafío que provoca esta reflexión, haciendo el gesto de inclinarse a escribir como Jesús sobre un papel grande que esté en el piso.