Esta ficha de trabajo es parte del cuaderno de formación de SEPSUR (Secretariad Pastoral del Sur) que se propone a los agentes pastorales de todas las casas salesianas.
El objetivo general del cuaderno y de estas fichas es ayudar a redescubrir la "significatividad de la actual praxis pastoral, a partir de la revisión de enfoques y metodologías desde una perspectiva socio-política y carismática".
Promover la reflexión en torno a la realidad social en la que estamos insertos, para revisar las prácticas que expresan nuestra pertenencia social y resignificar nuestro compromiso ciudadano.
Dinámica inicial: “Mar y tierra”
Se dibuja un círculo en el suelo o se delimita con una soga de acuerdo al número de participantes del juego. Se llama “tierra” al lado externo y “mar” al lado interno del círculo.
Los participantes se colocan en el lado de la “tierra”. El animador del juego empieza a dar las órdenes alternativamente: “tierra”, “mar”… y los participantes deben ir saltando con los pies juntos de un lado al otro, según corresponda.
Los que se equivocan quedan eliminados, siendo el ganador el último en ser eliminado.
A continuación se proyectan algunas frases de Acción Poética y se abre al diálogo para compartir qué relación tienen los graffitis con nuestra propia pertenencia social:
Se abre al diálogo para compartir: ¿Qué relación tienen la dinámica inicial y los graffitis con nuestra propia pertenencia social?
Se proponen a continuación algunas preguntas para entrar en diálogo. Se sugiere que sean compartidas en pequeños grupos y luego se realice una puesta en común:
1. ¿Qué situaciones sociales positivas y negativas puedo observar en mi contexto más cercano? (barrio/ciudad). Nombrarlas.
2. ¿A qué temáticas responden estas situaciones (socio-culturales, políticas, religiosas, económicas, etc.)?
3. ¿Cuál es la problemática que más está afectando a nuestro grupo/comunidad?
4. ¿Qué herramientas o recursos estamos ofreciendo para transformar algo de las problemáticas sociales que mencionamos anteriormente?
El término sociedad, proveniente del latín ‘societas’, se refiere a toda agrupación o conjunto de seres vivos que viven en comunidad, dándose una relación de comunicación, colaboración e interacción entre sus miembros, que les otorga una identidad y sentido de pertenencia. La vida en sociedad permite al ser humano desarrollar factores tales como la comunicación y el lenguaje, que serán fundamentales para la correcta evolución física-psíquica del sujeto y la conformación de la cultura.
Ciudadanía significa, por su parte, el conjunto de derechos y deberes por los cuales el ciudadano o individuo está sujeto en su relación con la sociedad en que vive. El término ciudadanía proviene del latín civitas, que significa ciudad. Por tanto, ciudadanía es la condición que se otorga al ciudadano de ser miembro de una comunidad organizada. La ciudadanía implica derechos y deberes que deben ser cumplidos por el ciudadano, sabiendo que aquellos serán responsables por la vivencia del individuo en la sociedad.
En la profundización de nuestras prácticas pastorales se hacen evidentes algunas tensiones al momento de referirnos a nuestra pertenencia social: “sentirse parte de”- “fuera de” la sociedad. En muchos casos algunas percepciones manifiestan una conciencia como si no formáramos parte de la sociedad o se la ve como una realidad ajena, contaminada, con un gran acento negativo.
Esto condiciona las prácticas educativas ya que va formando a los jóvenes con cierto temor. Inclusive, el cambio social se concibe como un “rescate” de los menos favorecidos y desde este punto de vista más extremo, la promoción humana se entiende como la acción de “sacar” al sujeto del contexto social que habita. En nuestras obras educativas a veces se genera una especie de “micro clima institucional” que no prepara para una adecuada inserción social posterior, con lo cual, la apertura al medio se transforma en una amenaza. Por lo tanto, se ha ido constatando la necesidad de estimular y generar espacios de reflexión crítica sobre la realidad social ya que la formación en esta dimensión no integra a la persona en su relación con los demás.
Explicitando aún más esta tensión, se muestra la sociedad como aquello que está afuera y es peligroso. Muchos grupos y/o comunidades no se sienten parte de las propuestas de la sociedad, se cierran a la diversidad y les cuesta salir al encuentro de los que no vienen. No siempre se pone en diálogo las propias ideas con las de los demás. Muchas de nuestras propuestas pastorales parecen responder sólo a algunos y no a todos, aún dentro de nuestras propias instituciones. El diferente no se adapta y termina siendo marginado.
En esta apertura a la realidad social el carisma nos ofrece algunas pistas, un modo de ser dentro de la sociedad.
“La fuerza de una propuesta y de una acción evangelizadora y social se fundamenta en la capacidad de coordinarnos, de estar unidos y de formarnos conjuntamente. Por esto todos necesitamos compartir orientaciones claras y reforzar las relaciones entre los diversos miembros de la Familia Salesiana, desarrollando sinergias, colaboraciones estratégicas, metodológicas y operativas. El amor preventivo es para nosotros un testimonio verdadero y concreto de evangelización y de ciudadanía activa”. (Actas hma CG XIII.(2014) Ampliad la mirada. p.22. n (14). Roma.)
Nuestra identidad carismática nos invita a vivir la misión educativa para formar buenos cristianos y honrados ciudadanos. Don Bosco no quiso permanecer ajeno al contexto político y social de su época, reconociendo que los derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales son igualmente necesarios todos para la dignidad y la libertad de cada ser humano. La idea no era hacer hombres nuevos sino ‘humanizarlos’, eliminando la explotación, la falta de oportunidad e injusticia de sus vidas y hacerlos ‘ciudadanos honestos’ comprometidos con el bien común.
El Oratorio da elementos esenciales para la vida de los jóvenes. Es una respuesta pedagógica con los jóvenes; jugar, cantar, hablar, estudiar, rezar con ellos, entre ellos. Educando en las diferentes realidades se puede fomentar el reconocimiento de la humanidad en común, lo cual termina siendo liberador ya que, al reconocer cada vez más se va comprometiendo con el esfuerzo de la realidad concreta. En este intercambio con sentido de plenitud y crecimiento, va haciendo madurar en lo afectivo, lo social, lo espiritual, lo cultural y lo político. En esta cercanía y al basarse en el amor, la humildad, la fe en los hombres, el diálogo, se transforma en una relación horizontal en la que la confianza de un polo en el otro es una consecuencia obvia.
Todos estos elementos son intencionales y prácticos desde el primer momento; la búsqueda del joven en su situación y condición real, un ambiente educativo-popular, racional y crítico, moralmente sano donde el joven pueda insertarse en el mundo social, eclesial y laboral de su ambiente y de su tiempo en forma solidaria y protagónica. Educar en la opinión y la conciencia política, informar objetivamente acerca de los acontecimientos civiles, políticos y sociales era parte del compromiso cotidiano asumido por Juan, dando herramientas para que puedan formar sus propias opiniones e ideas. Ejemplo de esto son las buenas noches y también su diario ‘El amigo de la juventud’, donde contaba a sus muchachos qué iba sucediendo en el Piamonte y sus alrededores.
"El Oratorio y el Sistema Preventivo crecen creativa y significativamente ante cada situación histórica y cultural de los jóvenes. Sus características carismático-culturales lo hacen frutos de la presencia actuante del Espíritu y de un logro humano evangelizador y pedagógico, socializado y participativo. Educando en los valores comunes de reciprocidad de relaciones, compartiendo en fraternidad, amistad y solidaridad incluso de entrega gratuita, es como Don Bosco quiere que sus jóvenes vivan la ciudadanía desde la caridad del Evangelio, amándose los unos a los otros; formar cristianos capaces de cumplir honesta y coherentemente, de acuerdo con su conciencia religiosa y moral, los deberes ciudadanos bajo cualquier tipo de régimen político.” ( Alcaraz, M.(2011). Honrados ciudadanos y seres humanos. (Tesis de pregrado) Centro Salesiano de formación permanente de América, Quito. Ecuador.)
“Por lo tanto, en la acción educativa prestamos atención a:
Asimismo, en las Líneas Orientadoras de la misión educativa de las HMA se afirma:
“Los recursos educativos del Sistema Preventivo favorecen la maduración de las jóvenes y de los jóvenes como ciudadanos responsables. En efecto, a través de relaciones educativas amables, mediante educadoras y educadores que conocen el arte de preocuparse por los demás, contribuimos a su crecimiento y favorecemos en ellos la apertura al amor solidario. El Sistema preventivo considera el trabajo en red como la forma más idónea y útil para incidir en las situaciones sociales porque permite la coordinación de las fuerzas, el intercambio de los valores y la maduración de la mentalidad de comunión, el cambio de la realidad, partiendo de las clases más perjudicadas, a través de una mayor visibilidad y de un mayor e incisivo impacto social.
La comunidad educativa es la principal protagonista de tal apertura social y está llamada a dar su aportación en lo referente a la transformación de las estructuras injustas de la sociedad. En esta perspectiva educamos a las jóvenes y a los jóvenes a ser sujetos activos, críticos, artífices de una renovación que promueva la justicia, el amor, la verdad, la libertad.
Por esto nos comprometemos a defender el valor absoluto de la persona y su inviolabilidad en todas las fases y condiciones de la existencia, por encima de los bienes materiales y de toda institución social y política. Contribuimos a construir una sociedad connotada por la convivencia de las diferencias y optamos con renovada conciencia por ser solidarios con los más pobres.
Mediante itinerarios de economía solidaria ayudamos a comprender las causas de la pobreza, a superar el asistencialismo, a un mejor reparto de bienes, de los recursos ambientales y personales, potenciamos el cooperativismo a través del microcrédito. Activamos formas de autogestión en la línea de la microeconomía, de la promoción de la banca ética y fondos de solidaridad.”
Luego de haber reflexionado sobre el tema de la Sociedad y la ciudadanía te invitamos a compartir las siguientes preguntas:
1. ¿Cómo nos preparamos para afrontar las nuevas realidades sociales?
2. ¿Tenemos experiencia de trabajo en red? ¿Cómo se lleva a cabo en nuestra comunidad?
3. ¿Qué prácticas pastorales podemos compartir como experiencias de ciudadanía activa?
4. ¿Alentamos y/o acompañamos al ejercicio de una ciudadanía activa en nuestros jóvenes?
5. ¿Qué pasos nuevos podemos dar para comprometernos comunitariamente con las realidades sociales que están presentes en nuestro contexto más cercano?
El impuesto del Templo
“Cuando llegaron a Cafarnaún, los recaudadores de impuestos se acercaron a Pedro y le dijeron:
–¿El maestro de ustedes no paga los impuestos?
Pedro contestó:
–Sí.
Cuando entró en casa, Jesús se le adelantó y le preguntó:
–¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran impuestos?, ¿de los hijos o de los extraños?
Contestó que de los extraños y Jesús le dijo:
–Eso quiere decir que los hijos quedan libres de pagar. Pero para no dar motivo de escándalo, ve al lago, echa un anzuelo y al primer pez que pique sácalo, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y paga por mí y por ti”.
Mt.17,24-27
Luego de leer el evangelio se sugiere compartir lo reflexionado descubriendo a Dios en las experiencias cotidianas.