Renunciar es bueno, porque mueve nuestra voluntad hacia la elección por lo mejor, aunque sea desconocido, inquieto y arriesgado o parezca peor, porque nos saca de la zona de confort habitual: «Entre muchos pensamientos, pensar el bueno, escoger, pensar el instrumento […]: Discernir»
Caer en la cuenta de que todo aquello que necesitamos y no se puede comprar, que nos humaniza verdaderamente, para dar pasos de conversión personal y transformación de nuestro entorno más cercano, como se nos propone en Laudato sí’.
Jugaremos a la subasta. Las reglas las creará cada grupo según su condición.
Consigna del juego: “Se acerca mi cumpleaños y en esta subasta tengo $5000 para armar mi cumpleaños”
¿Qué voy a "comprar"?Cosas para subastar (impresas)
➔ Torta de cumpleañosEl animador que hizo de rematador anima en el grupo para ir charlando:
¿Por qué pagué por eso?
¿Hubiera pagado por otra cosa si tuviera más dinero? ¿Qué cosa?
Pensemos en la pregunta del video desde otro ángulo:
¿cuáles son esas cosas imprescindibles para TU vivir? Armá un listado los más conciso y concreto posible.
Luego, preguntate:
¿Cuáles de ellas podrías comprar?
¿En qué momento te diste cuenta de que “eso” no tiene un valor más que para humanizarte?
En base a lo anterior, de a tres respondemos a la siguiente consigna:
PROPONGAN TRES PASOS PARA VIVIR CON LO NECESARIO E INVALUABLE
La renuncia forma parte de nuestra vida cotidiana, aun sin darnos cuenta. El despertador matutino nos levanta pese a que no queramos. Ir al trabajo, a clases, una tarde de animación cuando dan fútbol en la tele, realizar el trabajo de fin de cursos…
¿Cómo te tratan las renuncias?En grupos de a 3, con personas diferentes a las que armaron los "Tres pasos...", leemos algunos de los siguientes textos:
Las riquezas baratas Lo que no necesitoA la luz del texto, invitamos a que en esos grupos propongan nuevos o reconstruyan los TRES PASOS PARA VIVIR UNA VIDA AUSTERA Y FELIZ
Los escriben en papelógrafos
Al buscador de sentido, Jesús le hace una propuesta personal, clara y directa. No se trata de remendar el manto viejo de nuestros puntos de vista adquiridos, sino de atrevernos a «cambiar de hábito» y a convertirnos.
Se presentan los carteles con los "Tres pasos..."
Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza. Por eso, quiero darles un consejo que les será provechoso, ya que ustedes, el año pasado, fueron los primeros, no sólo en emprender esta obra, sino también en decidir su realización. Llévenla ahora a término, para que los hechos respondan, según las posibilidades de cada uno, a la decisión de la voluntad. Porque cuando existe esa decisión, a uno se lo acepta con lo que tiene y no se hace cuestión de lo que no tiene. No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad. En el caso presente, la abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día, la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes. Así habrá igualdad, de acuerdo con lo que dice la Escritura: El que había recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez.
2 Corintios 8, 9-15
Entrar en camino de conversión, aprender de Jesús y escoger su mismo lugar implica dejarse desestabilizar en una escala de valores quizá sólidamente asentada, girar cada mañana los talones de nuestra comprensión de la vida y elegir, una y otra vez, vivir cara a Dios.