Esperamos la Navidad. Sabemos que Dios ya está entre nosotros, pero queremos que se haga más presente y visible para nosotros. La esperanza es una de las principales virtudes cristianas, pero no se trata solo de que nuestros problemas encuentren solución en el más allá. Se trata de creer en la fuerza del Reino, de ser optimistas y colaborar para hacer posible un mundo mejor, lleno de la presencia de Jesús.
Dios y Padre nuestro:
queremos prepararnos para nuestra Navidad,
y vivirla no solo en el calor de nuestras familias, sino interiormente.
Infúndenos auténtica esperanza,
la necesaria confianza en nuestras fuerzas
para ayudar aunque sea un poco
en la construcción del mundo soñado por Ti.
Contamos con tu Espíritu y esperamos que siempre lo dejemos actuar.
Es lo que te pedimos humildemente
en nombre de tu Hijo Jesús,
nuestro Señor, guía y hermano.
Amén.
Una voz grita:
En el desierto preparen un camino al Señor;
tracen en la llanura un sendero para nuestro Dios;
que los valles se levanten, que montes y colinas se aplanen,
que lo torcido se enderece y lo escabroso se nivele;
y se revelará la gloria del Señor
y la verán todos los hombres juntos –ha hablado la boca del Señor–.
Dice una voz: «Grita».
Respondo: «¿Qué debo gritar?»
«Toda carne es hierba y su belleza como flor campestre:
se seca la hierba, se marchita la flor,
cuando el aliento del Señor sopla sobre ellos;
se seca la hierba, se marchita la flor,
pero la Palabra de nuestro Dios se cumple siempre.
Súbete a un monte elevado, mensajero de Sión;
levanta fuerte la voz, mensajero de Jerusalén;
levántala, no temas, di a las ciudades de Judá: Aquí está su Dios.
Miren, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda.
Miren, viene con él su salario, delante de él su recompensa.»
Dijo Jesús a sus discípulos:
Por eso les digo que no anden angustiados por la comida para conservar la vida o por la ropa para cubrir el cuerpo. ¿No vale más la vida que el sustento?, ¿el cuerpo más que la ropa?
Miren las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni recogen en graneros, y sin embargo, el Padre del cielo las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas?
¿Quién de ustedes puede, por mucho que se inquiete, prolongar un poco su vida? ¿Por qué se angustian por la vestimenta? Miren cómo crecen los lirios silvestres, sin trabajar ni hilar. Les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
Pues si a la hierba del campo, que hoy crece y mañana la echan al horno, Dios la viste así, ¿no los vestirá mejor a ustedes, hombres de poca fe?
No se angustien pensando: ¿qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿con qué nos vestiremos? Todo eso buscan ansiosamente los paganos. Pues el Padre del cielo sabe que ustedes tienen necesidad de todo aquello.
Busquen primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás lo recibirán por añadidura. Por eso, no se preocupen del mañana, que el mañana se ocupará de sí. A cada día le basta su problema.
<i><p>Mateo 6, 25-34</p></i>
La vida vale más que el alimento y que las demás cosas. En el corazón creyente Jesús no quiere oponer una cosa a otra, sino darle su justo lugar. El corazón esperanzado tiene su mirada puesta en el Reino de Dios, en ese sueño maravilloso en que su amor es lo que vale. Gracias a Dios, sueño y realidad se llegarán a unir cuando Él reine.
(silencio)Tengo un sueño (Martin Luther King)
L1: Tengo un sueño, un solo sueño: seguir soñando…
L2: Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad… y ojalá no tuviese ya necesidad de soñarlas
L1: Soñar a mis hijos grandes sanos felices volando con sus alas sin olvidar nunca el nido.
L2: Soñar con el amor con amar y ser amado dando todo sin medirlo recibiendo todo sin pedirlo.
L1: Soñar con la paz en el mundo en mi país en mí mismo, y quién sabe cuál es más difícil de alcanzar.
L2: Soñar que mis cabellos que ralean y se blanquean no impiden que mi mente y mi corazón sigan jóvenes y se animen a la aventura, sigan niños y conserven la capacidad de jugar.
L1: Soñar que tendré la fuerza, la voluntad y el coraje para ayudar a concretar mis sueños en lugar de pedir por milagros que no merecería.
L2: Soñar que cuando llegue al final podré decir que viví soñando y que mi vida
fue un sueño soñado en una larga y plácida noche de la eternidad.
Un cristiano desesperanzado es alguien contradictorio. En estas semanas de Adviento pongámonos una meta de esperanza para cada uno, para los demás…
(puede hacerse en voz alta, escrito en un papel, o de algún otro modo)
El adviento es tiempo de gestación.
Ven Espíritu Santo y ayúdanos a honrar este estado de buena esperanza,
y confiar en la pronta llegada de una nueva humanidad,
una generación más humana, sensata y adulta, llena de espíritu,
de cordialidad, que sepa vivir en comunión fraternal y solidaria.
Convéncenos de que nuestra propia esperanza
se nutre repartiendo esperanza en los otros, en los desesperados.
Infúndenos el sueño y la esperanza que inspiró a Jesús,
hacer realidad algún día la felicidad de todos en el mundo.
Amén.