Albert Einstein afirmaba que la creatividad era fruto de la inteligencia emocional; el hombre al plasmar en cada acto creativo una pequeña parte de su inteligencia, no hace sino liberar áreas importantes de su cerebro.
Las experiencias vitales en las que nos sumergió el Covid-19 nos continúan interpelando abruptamente, generando en nosotros continuos cambios. Buscamos adecuarnos, cuidarnos, cuidar a los demás, estar atentos a las noticias: el distanciamiento social, tomar posturas personales ante la cantidad de información en los medios, resolver nuevas situaciones….y dije la palabra clave: nuevas situaciones. Estamos viviendo tiempos nuevos. Guste o no, tiempos nuevos. No nos salvan las mismas respuestas que antes. Es que el “antes”, no tuvo el Covid-19. Hoy lo seguro es que ensayamos, esbozamos posibles respuestas y buscamos soluciones lo más eficientes posible…
De esto, no quedan ajenas las Instituciones Educativas, nuestro Tacurú, tu proyecto. Por estos motivos es que debemos decir “SÍ a la creatividad”; nos da esperanza, aire fresco, seguridad, expande horizontes de sentido. Pero…
Matthew Lipman fue un filósofo, investigador e iniciador teórico y desarrollador de la filosofía para niños. Su trabajo tuvo como objetivo promover la enseñanza generalizada de la filosofía y una adaptación del concepto de la capacidad de pensar por sí mismo.
Con respecto a la creatividad decía: “Es posibilidad de alterar el tiempo y los sentidos con los cuales, normalmente, pensamos las cosas como una oportunidad de abrir posibilidades, de encontrar otras formas de ver el mundo y de re-crearnos de otra manera, desde nuestro ser lógico, metódico y estructurado”.
1) Llegar a ser creativo es una de las cosas más difíciles que hay. Lo es porque implica romper con buena parte de nuestros hábitos constituidos, con costumbres y prácticas incorporadas. Ahora bien, la persona creativa es la que tiene el hábito de la creatividad, pero dicho hábito sólo se constituye luchando contra otros hábitos establecidos. Por lo general, nuestra educación tuvo aprendizaje de fórmulas, de procedimientos materiales y mentales que producen resultados predefinidos, de memorización y mecanización. Dichas experiencias nos cualifican pero no contribuyen al desarrollo de la creatividad.
2) Ser creativo implica riesgo. Implica, sobre todo, estar dispuesto a “perderse en la propia búsqueda”, nos hace andar “a tientas” cuando se busca una respuesta para algo por caminos que hasta ahora no han sido ensayados por otros. Ser una persona creativa es estar lleno de errores y perplejidades; y es necesario que así sea, porque en ello consiste precisamente la aventura creativa, sin que esto nos espante. Sabe que busca resolver algo, pero no sabe exactamente qué es lo que busca y cuál es la forma adecuada de llegar a ello; y sólo evaluando sus propios errores, sólo entrando a fondo en sus perplejidades se encuentra en condiciones de clarificar lo que pretende y los métodos que necesita desarrollar para alcanzarlo.
3) Hay, también, una tercera razón por la cual llegar a ser creativo resulta tan difícil: La auténtica creatividad sólo se desarrolla en medio de las dificultades y venciendo obstáculos. El hombre creativo es a menudo un incomprendido, pues rompe de tal forma con los hábitos constituidos, con las costumbres incorporadas, con las convicciones arraigadas de todos los hombres de su época que, con frecuencia, choca con ellos. Por ello necesita ser una persona independiente, pero con una gran capacidad de diálogo y empatía, capaz de construir nuevas posibilidades en conjunto, con y desde el otro.
Don Bosco en las Constituciones Salesianas (art. 19) escribe a sus hermanos religiosos: “El Salesiano está llamado a tener el sentido de lo concreto y prestar atención de los signos de los tiempos, convencido de que Dios se manifiesta por medio de las situaciones urgentes del momento y de los lugares. De ahí el espíritu de iniciativa “En lo que se refiere al bien de la juventud en peligro y a su encuentro con Dios yo me lanzo hasta con temeridad”.
Aprendamos del movimiento de la historia que hoy nos toca.
Digámosle SÍ a la creatividad.
Sin dejar de mirar a Don Bosco, generemos respuestas oportunas ante las nuevas necesidades.
Coordinador Pastoral de Casa Tacurú