En los inicios de 1861, cuando entre los primeros clérigos del Oratorio se establece una «comisión» que se proponía recoger los hechos y los dichos de Don Bosco, surge también el deseo de tener un retrato suyo.
Don Bosco era reacio a dejarse fotografiar, y cede solo por la insistencia de Cagliero, su brazo derecho en el Oratorio. Acepta únicamente para dejar contentos a sus jóvenes y aprovecha la ocasión para hacer de aquella instancia una oportunidad educativa.
Para hacer la fotografía llaman a Francesco Serra, exalumno del Oratorio, quien aceptó el encargo de buena gana. “Sabes una cosa – dice Don Bosco a Serra mientras armaba el telón oscuro de fondo – si tú estás en gracia con Dios, bien. Si no, deja la tarea, que perderemos el tiempo”. Se cuenta que el mejor fotógrafo (litógrafo, para ser más exactos) de Turín, un tal Dubois, había hecho lo posible y lo im-posible, pero no pudo conseguir que la imagen de Don Bos-co quedara impresa en sus placas.
En cambio, la fotografía de Serra tuvo éxito. Los jóvenes, animados por la táctica de Don Bosco, se pusieron a gritar: “¡Serra está en gracia con Dios! ¡Serra está en gracia!”.
Se puede decir, con Lemoyne, que “cada frase de Don Bosco era un estímulo para la confesión”. Éste era su modo de actuar: recogía toda pequeña ocasión para obtener su fin, educar, incidir en los ánimos juveniles, valiéndose de los medios adaptados a los muchachos.
¿Quién compuso la pose de esta fotografía? Don Bosco mismo, como nos lo dice don Francesia. ¿Y cuántas poses se hicieron? Leamos lo que dice don Ruffino en la Crónica: «Hoy 19 de mayo, día de Pentecostés, Francesco Serra, hijo del Oratorio, tomó un retrato a Don Bosco por medio del aparato dagherrotipo. Primeramente lo retrató solo, y después con los jóvenes Jarach, Costanzo, Fabre, Bracco y Álbera, y a lo último con cincuenta y pico alumnos. Dos días des-pués lo retrata confesando: los penitentes más cercanos eran Reano, Álbera y Viale; muchos estaban al fondo en actitud de preparación para la confesión».
Tales retratos fueron exclusivamente destinados al Oratorio y Don Bosco no quiso que fueran reproducidos. Debían quedar para la crónica.
Examinando la fotografía parece no ser una fotografía original. En primer lugar, se nota en la imagen dos planos diver-sos de foco: están enfocados los muchachos en la primera fila y Don Bosco que está más retrasado, mientras que están desenfocados los jóvenes que están en su misma línea. Por otra parte, el armado de la pose parece muy forzado: entre los muchachos no hay espacio físico para Don Bosco; además, mientras todos los muchachos están iluminados desde la izquierda, Don Bosco aparece iluminado desde la derecha. La perspectiva del cuello y de la figura de Don Bosco tampoco es correcta respecto al cuello.
Sabemos también que el pequeño clérigo en primer plano a la derecha, que Giraudi identifica como Garino
Todos estos elementos llevan a afirmar que se trata de un fotomontaje. ¿Cómo se obtuvo?
Puede darse que se trate de una fotografía realizada algún tiempo antes (no siempre las crónicas eran precisas para datar los hechos) de la cual se tomó solo una parte, insertándose el retrato de Don Bosco.
Pudo darse que la fotografía original se haya perdido (en efecto, de las fotografías originales de Serra no se conserva ninguna), y que se haya reconstruido esta sirviéndose de la información de las crónicas. De qué retrato de Don Bosco se hayan servido no se puede saber.
Se trataría de un «falso fotográfico», esto es una fotografía compuesta artificialmente y con mucha habilidad sobre la base de un texto. Tal vez, se intenta reconstruir la historia iconográfica del Santo en ocasión del Proceso de Canonización abierto en 1900.
Giraudi es el primero en publicarla en 1929 con la explicación: «Don Bosco en medio de un grupo de jóvenes del Oratorio (1861?)». En el mismo volumen, en el apéndice, de nuevo la nombra y dice «Torino – Oratorio, 1861», y no figura más con la interrogación. En la edición de 1935 ya no figura la fecha. ¿Se trata de poca certeza sobre la fecha?
Más allá de la fecha, vemos a Don Bosco rodeado de «SUS» muchachos. Aquel pequeño clérigo abajo a la derecha, con una regla en la mano, llegará a ser el sacerdote profesor Giovanni Garino, latinista ilustre.
Es muy significativo que, quien hizo el fotomontaje, haya puesto en el centro a Don Bosco, con los jóvenes como marco, creando un efecto de medio busto. Tal vez estaba así colocado en la foto original. Es verdaderamente emblemático. De su persona emerge un sentido de orgullo, de satisfacción y de espontaneidad. El rostro parece expresar complacencia, así como una alegría serena. Particularmente significativa es la boca, incierta entre lo serio y lo travieso. Los ojos están en la sombra y no permiten apreciar la mirada, que los contemporáneos destacaban por su fascinación y vivacidad.
Se puede apreciar la expresión de una persona serena, realizada por estar en medio de los jóvenes y divertida por estar participando en una iniciativa novedosa y curiosa.
Esta fotografía es llamada comúnmente: «el amigo de la juventud».
Antes de la convocatoria, se pedirá a cada participante que elija y lleve una foto personal significativa, de su presencia como entre los jóvenes.
En un lugar destacado se cuelga o coloca la foto, acompañado con un canto.
ORACIÓN INICIAL
Señor, Dios Nuestro¿Qué te suscita esta foto?
¿Qué subrayados harías de la descripción histórica de esta foto?
¿Qué le agregarías desde tu experiencia entre los jóvenes?
¿Nos sentimos invitados a vivir la alegría del encuentro con los jóvenes, como se ve de Don Bosco?
Una vez que se haya compartido a gusto, iniciamos un momento celebrativo.