Esta sencilla propuesta para iniciar una preparación personal y comunitaria del Adviento (ese precioso tiempo litúrgico que pasa tan desapercibido por estos lados…) es solo un punto de partida para enriquecer con los aportes y características de cada comunidad. Lo verdadera-mente importante es que se dé cabida a lo que la liturgia nos regala: preparar el corazón, llenarlo de esperanza y pureza para recibir al Niño Dios de la manera más digna posible.
Algunas cosas de las que no podemos ni debemos prescindir: una convocatoria comunitaria para animarnos mutuamente en esta vivencia espiritual, y ofrecer la posibilidad de la reconciliación sacramental, en una celebración preparada y cuidada. Las formas, pueden ser variadas; aquí presentamos una. Pero no olvidemos que en medio de tantas cosas que nos emergen hacia fin de año, darle lugar al Señor Jesús y orientar nuestras existencias hacia Él es el mejor regalo que podemos darle y recibir.
La liturgia de la Iglesia nos regala el ADVIENTO, un período que abarca las cuatro semanas que pre-ceden a la Navidad, para que nos preparemos para la llegada de Jesús. «La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros» nos dice Juan (Jn. 1, 14). Es un gran misterio que Dios se haga hombre, pero sobre todo, es una enorme expresión del amor de Dios por nosotros.
Ese niño que fue anunciado como el Salvador a los pastores de Belén, quiere nacer nuevamente en cada uno de nuestros corazones. Y así como Dios Padre eligió para él, la sencillez y humildad de un pesebre, también mira y espera un lugar en nuestro interior. Les proponemos que en este encuentro miremos hacia adentro, dejándonos acompañar por Dios que nos trae la salvación.
(silencio)
Tomando la imagen de nuestro corazón como el lugar donde Jesús quiere nacer, proponemos dividirnos en dos grupos y analizar las imágenes adjuntas, con las siguientes preguntas:
A cada participante se le entrega una tarjeta que contienen dos citas bíblicas que corresponden a algunas lecturas de los domingos de adviento.. Se les pueden proponer las siguientes preguntas orientadoras:
Iluminados por estos textos,SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO | TERCER DOMINGO DE ADVIENTO | CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO |
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Isaías 40, 1-5.9-11 | Marcos 1, 1-8 | salmo 88 |
Juan 1, 6-8.19-28 | Isaías 61, 1-2a.10-11 | Lucas 1, 26-38 |
Luego del tiempo personal, se juntan por los textos que a cada uno le tocó y ponen en común en esos grupos. En un papelógrafo se escriben las conclusiones para después compartirlas con los otros grupos.
Como redondeo de la reflexión anterior, retomando los elementos de los grupos, se pueden exponer las siguientes ideas.
El mensaje del profeta Juan resuena en nuestros oídos con su exigencia de conversión. El Reino está presente y para participar de El hay que cambiar de vida y de corazón. Solo un corazón animado por el Espíritu de Jesús es capaz de vivir el proyecto del Padre: una vida nueva para todos.
El Señor nos llama a preparar el camino del Reino y para ello debemos “enderezar los senderos”:
Adviento, tiempo de cambio, esperanza, promesa... Tiempo para hacer crecer al Niño Dios en nuestros corazones y en nuestras comunidades. Tiempo para hacer nacer el proyecto de Dios que es el Reino para todos.