OBJETIVO: presentar de forma renovada la figura de Don Bosco, haciendo explícita su vinculación con nosotros, aquí y ahora, y la actualidad de su carisma educativo.
MOTIVACIÓN (¿qué tiene que ver conmigo?):
· ¿Quiénes han sido importantes en tu historia?
· ¿Quiénes han posibilitado que hoy estés aquí?
De todas las respuestas que van surgiendo (suponemos que la mayoría enfocadas en la familia) iremos armando una especie de “árbol del tiempo” en el que además de las ramas familiares incluiremos todos los acontecimientos que fueron decisivos para que estemos aquí, con nuestros compañeros y amigos.
Podemos ubicar algunas figuras nacionales, otras mundiales y, entre ellas, a Don Bosco. Sin él, no habría obra salesiana y nosotros no estaríamos juntos. Si hoy estamos acá es porque Dios lo quiso y se valió de Don Bosco para que ocurra.
DESCRIPCIÓN (¿de quién estamos hablando? ¿Qué tiene para decirme?):
· Mostramos un breve video biográfico de Don Bosco.
A partir de esto refrescamos los principales hechos de su vida, las obras que fundó, los lugares a los que se extendió su obra, etc.
Un recurso: http://www.donbosco.es/especiales/don_bosco/multimedia/
En caso de chicos que no conozcan mucho de Don Bosco: extenderse en la presentación de lo anterior. Haremos énfasis en la “acción pastoral”: cura para los jóvenes más pobres, que hizo múltiples obras para que vivan mejor: el oratorio, escuelas, obras sociales.
Leemos extractos de las “Memorias del Oratorio”, el texto en que el mismo Don Bosco narra su vida,
Estamos entre los años 1841 y 1850
ORATORIO
– Memorias del Oratorio #41
Así funcionaba el Oratorio: los días festivos se daban facilidades para acercarse a los sacramentos de la Confesión y Comunión, pero además, se programaba un sábado o un domingo al mes para cumplir este deber religioso.
Por la tarde, a una hora determinada, se entonaba un canto y luego se hacía la catequesis; después, se contaba un ejemplo y se pasaba a repartir alguna cosa, o a todos, o a algunos solamente, por sorteo.
Entre los jóvenes que frecuentaban el Oratorio quiero señalar a José Buzzetti, por la constancia y ejemplaridad en la asistencia. Se encariñó, de verdad, de tal manera con don Bosco y con el Oratorio festivo, que renunciaba a ir con sus otros hermanos y amigos a su casa, en Caronno Ghiringhello. Sobresalían, también, sus hermanos Carlos, Ángel y Josué; Juan Garibaldi y su hermano, que entonces eran sólo albañiles, y hoy son maestros de obra.
Al Oratorio concurrían, por lo general, picapedreros, albañiles, estucadores, adoquinadores, enyesadores y otros obreritos, que venían de pueblos lejanos. Como no conocían ni parroquias, ni gente amiga, se veían expuestos a muchos peligros de perversión especialmente durante los días en los que no trabajaban.
OBRAS SOCIALES
acompañamiento a los niños y adolescentes más pobres, sin familia y con muchas necesidades básicas insatisfechas
Memorias del Oratorio #39.41
Lo primero que hizo fue llevarme a las cárceles, en donde pude conocer qué enorme es la malicia y la miseria de los hombres. Me sentí horrorizado al ver esa cantidad de muchachos, de doce a dieciocho años, sanos, robustos, inteligentes, que estaban allí ociosos, roídos por los insectos y faltos en absoluto del alimento espiritual y material. Estaban personificados en estos infelices la vergüenza de la patria, el deshonor de la familia y su propio envilecimiento. Pero qué sorpresa y asombro constatar que muchos de ellos salían de ese antro con el propósito firme de cambiar su vida y, sin embargo, reincidían fatalmente en los mismos lugares de reclusión que pocos días antes habían abandonado! 158
Constaté, así mismo, en esas ocasiones, que las recaídas de muchos se debían a que estaban completamente abandonados. Fue cuando me pregunté: y si estos chicos allá afuera tuvieran un amigo que se interesara por su bien, los acompañara y los instruyera en la religión du-rante los días festivos, ¿no se reduciría al número de los que vuelven a la cárcel?
Los días festivos dedicaba a mis chicos todo el tiempo posible. Durante la semana iba a visitarlos en los sitios en donde trabajaban, que eran tallercitos artesanales o fábricas. Esto les hacía mucho bien. Constataban que tenían un verdadero amigo que se preocupaba por ellos y los mismos dueños se mostraban complacidos, pues sabían que a los chicos empleados se les acompañaba durante la semana y sobre todo en los días en que quedaban libres, que para los muchachos eran los más peligrosos.
Los sábados iba a las cárceles con los bolsillos llenos de tabaco, de frutas o de pan, a visitar a los que, por desgracia, estaban detenidos. Era una manera de acompañarlos, hacérmelos amigos, e invitarlos para que, una vez dados de alta, fueran a buscarme al Oratorio.
ESCUELAS
Aprender a leer, escribir, operar; tener catequesis; iniciarse en oficios.
Memorias del Oratorio #55
Y cuando estaba en la iglesia de San Francisco de Asís advertí la necesidad que tienen los muchachos de escuela, sobre todo para aquellos que ya son mayorcitos e ignoran totalmente las verdades de la fe. Para éstos, una enseñanza puramente verbal se prolonga mucho, los cansa y acaban por no volver. Ensayamos darles algunas clases pero no teníamos ni locales, ni maestros. En el Refugio, y más tarde en la casa Moretta, comenzamos una escuela dominical estable, e incluso antes de irnos a Valdocco, teníamos una nocturna regular. Para obtener un mejor resultado teníamos una sola materia de enseñanza cada vez. Por ejemplo, un domingo o dos se empleaban en estudiar el alfabeto o silabearlo. Luego se tomaba el pequeño catecismo y en él se les hacía silabear y leer hasta que fuesen capaces de entender una o dos de las primeras preguntas, y éstas quedaban como lección para la semana siguiente. El próximo domingo se repetía la misma materia y se añadían nuevas preguntas y respuestas. De esta forma pude conseguir que, después de ocho domingos consecutivos, algunos llegaran a leer y a estudiar por sí mismos páginas enteras del catecismo. Con esto ganamos mucho tiempo, ya que los mayorcitos hubieran tenido que dedicarse al catecismo de los años anteriores antes de poder prepararse a la confesión.
La asistencia a las clases dominicales beneficiaba a muchos, pero no bastaba, pues no pocos, cortos de cabeza, se olvidaban durante la semana de lo aprendido el domingo anterior. Fue entonces cuando introdujimos las escuelas nocturnas que, comenzadas en el Refugio, continuaron con una mayor regularidad en casa Moretta, y que ahora mejoraban notablemente siendo ya estable nuestra permanencia en Valdocco.
Estas escuelas nocturnas producían sus resultados: animaban a los jovencitos a entregarse a los estudios literarios, que les eran necesarios, y al mismo tiempo nos ofrecían lo que el Oratorio ante todo buscaba, su formación religiosa. Pero ¿de dónde sacar tantos maestros si casi cada día nos veíamos obligados a abrir una nueva clase? Para resolver el problema, me dediqué a preparar un número indispensable de jóvenes de los que habían estudiado en la ciudad. Les enseñaba italiano, latín, francés y aritmética sin cobrarles nada, pero tenían la obligación de venir a ayudarme a enseñar el catecismo y a dar clase en los cursos dominicales y nocturnos. Se prepararon así unos ocho o diez profesores, que fueron en aumento, y con ellos nació la sección de estudiantes.
En el caso de chicos que ya conozcan la figura de Don Bosco y tengan experiencia salesiana, planteamos estas preguntas:
o ¿Desde cuándo conozco a Don Bosco?
o ¿Qué me impresiona, me llama la atención o admiro de su figura y de su obra?
· Compartimos en el grupo. Rescatamos lo más llamativo.
· Planteamos estos rasgos principales de la persona y espiritualidad de Don Bosco:
SOÑADOR
AMIGO DE LOS MÁS NECESITADOS
TRABAJADOR INCANSABLE
OPTIMISTA Y ALEGRE
CONFIADO A JESÚS Y A MARÍA
Con todo esto, Don Bosco dedicó su vida y la de la congregación que fundó para el bien de los jóvenes más pobres, a través de distintas obras: el Oratorio, las escuelas, las obras sociales.
CELEBRACIÓN (¿qué es lo extraordinario, dentro de eso que se está viviendo? ¿Qué descubrimos como algo que trasciende lo que vivimos?)
Canto: “Somos sueños tuyos para siempre”
· ¿Cuál es tu sueño?
· ¿Qué estarías necesitando para lograrlo?
· ¿En qué te pueden ayudar los demás?