Contiene lo que nos pasa, dándose en todas las dimensiones de la persona a la vez.
Toda experiencia es encuentro, es relación (yo mismo - otro - Dios - circunstancias). Por lo tanto, supone entonces un acto de la conciencia que interpreta unificadamente la vivencia y se conoce en y desde la relación.
Es necesariamente transformadora.
Pide ser comunicada-compartida-testimoniada.
Análogamente a la definición de lugar teológico¹, podemos entender que un lugar pastorales aquella situación de vida que facilitael encuentro personal con el Dios de Jesús que, aquí y ahora, ofrece la salvación concreta a cada persona.
Para que configure un lugar pastoral, la experiencia debe comprender algunas dimensiones:
La vida como vocación (identidad y sentido)
Lugar de encuentro con los otros y con Dios, lugar teológico (mística)
Discernimiento en el Espíritu (ética de la búsqueda²)
Referencias al Reino (discipulado)
La vocación humana implica atreverse a vivir el riesgo que nos pone en camino de ob-tener la única seguridad verdadera, que es el encuentro humano. Es confiar en el sueño de Dios, único modo de confiar genuinamente en nosotros mismos.
Es tomar contacto con la profundidad de nuestra identidad, como el único modo de crecer y desarrollarnos auténticamente.
Es respetar lo propio, reconocerlo y aceptarlo, como requisito para ponerlo al servicio de una tarea, que puede expandir hasta el infinito nuestras posibilidades.
Es vivir nuestro tiempo humano, cotidiano y ordinario, en profundo contacto con el tiempo de Dios, milagroso y extraordinario.
En nuestra experiencia de fe, entendemos que la vocación fundamental y única es la vocación cristiana, es decir, la llamada de Dios a seguir a Jesús y a proseguir su misión de anunciar, manifestar y extender el Reino de Dios.
La vida humana se coloca bajo el signo de la vocación, que pide gran apertura de espí-ritu, responsabilidad para asumir un compromiso fiel: “responsabilidad” significa literalmente asumir el gozo de “responder”. (Cuadro de Referencia de la PJS, p. 53)
Vocación es amar, donarse, hacer de uno mismo un don que con inteligencia amorosa dé testimonio de una nueva cultura. La vocación es una respuesta de amor. Cualquier proyecto de vida que nace de una vocación es un don para dar, que trasciende el propio yo. (CR, 53)
El lugar privilegiado donde se da el encuentro entre nosotros y Dios es en todas las experiencias de la vida humana.
Por la Encarnación, Jesús de Nazaret es el único camino accesible para conocer el mis-terio de Dios y el del hombre. El mundo de Dios y el del hombre no son lejanos e incomunicables. Dios y el hombre están en diálogo pleno gracias a Jesucristo, el intérprete más profundo de la verdad de todo ser humano. (CR 55) Sabemos también que lo primero en el amor no es la actividad, sino la atención a la persona como tal. Es la fuerza del encuentro gratuito lo que tiene significado y da valor a todos los demás valores. (CR 85)
Por todo esto, la opción de la PJS es ir al encuentro de los jóvenes en las situaciones y en los lugares en donde están, para propiciar encuentros transformadores con Jesucristo. La actitud de salida es paciente y propositiva, dando lugar a la trascendencia, con capacidad para el encuentro fraterno y la acción transformadora.
Discernimiento es acoger la voz de Dios y responder a sus llamados para una vocación,una misión, un cambio de vida y de actitudes, dejándonos llevar por la fuerza del Espíritu y abriéndonos a la gracia de su Amor. Implica optar, decidir y como consecuencia realizar cambios de actitudes y de vida.
Supone una mirada de fe y la confianza en que Dios nos habla. Quiere provocar la conversióny cambios importantes en la vida personal, comunitaria y social. Se necesitasaber mirar la realidad, analizarla y tomar decisiones.
Discernir implica saber hacerse preguntas adecuadas, examinar con prudencia los signos de los tiempos, valorar con cuidado las diversas opciones, y, dóciles al Espíritu Santo, poner por obra, con un corazón inteligente y una voluntad firme, aquellas acciones que hacen presente a Don Bosco hoy y muestran fecundo el trabajo iniciado por él. (Cfr. Cuadro de Referencia, 128).
El Reino es el horizonte inspirador de la vocación, aquello que nos espera. El Reino deDios está presente entre nosotros, asumiendo nuestro compromiso por su realización histórica con esfuerzo y responsabilidad. Trabajar por el Reino es reconocer y favorecerel dinamismo divino presente en la historia.
El desarrollo del Reino de Dios está confiado también a las personas, a la sociedad, almundo entero, como protagonistas y corresponsables. De ahí que el Reino exprese su desarrollo en algunos signos:
- transforma las relaciones humanas
- se construye a medida que los seres humanos aprenden a amar, perdonar, servir
- comunión de todas las personas entre sí y con Dios
- trae consigo gestos liberadores