Por parte de muchos estudiosos de la planificación, especialmente en el campo educativo, se comparte la noción de la inseparabilidad de lo que se es como persona y cómo se actúa concretamente como participantes en un proyecto educativo.
La atención metodológica se dirige hacia las actitudes, o más bien hacia las virtudes de los educadores-pastores. La transformación educativa promovida por una Comunidad Educativa Pastoral (CEP) tiene lugar primero, y sobre todo, en la interacción de los educadores y no solo en los sistemas y procesos organizacionales. El tema de las virtudes de los miembros del CEP que son una condición sine qua non de un PEPS exitoso, quiere hacer explícito el paradigma del liderazgo auténtico y transformador de que "se debe ser el cambio que desea crear".
Si la educación integral es un arte, y no solo un método técnico, se vuelve fundamental no solo definir el "producto" deseado de su esfuerzo creativo (paradigma del producto) sino también su estilo y los procesos artesanales que guían el itinerario para llevar el trabajo a término (paradigma del proceso). Finalmente, no menos importante, o más bien como el primero, es fundamental observar a la persona del artista-educador que está frente al lienzo en blanco, sus mundos internos, su tradición pasada, su motivación, espiritualidad y vocación (paradigma de la identidad).
En esta propuesta metodológica se proponen seis virtudes procesales que resumen varios equilibrios importantes en la acción personal y comunitaria de acuerdo con un proyecto: la cuestión de la mentalidad subyacente a la acción de planificación, la importancia del proceso de investigación de la misión-vocación y, finalmente, el tema de las virtudes operacionales para actuar de acuerdo con los objetivos consistentes con la misión.
La planificación educativo-pastoral se ve no solo en su función pragmática o como un proceso de aprendizaje continuo, sino como un proceso que se convierte en un camino de transformación educativa y espiritual de los miembros individuales del CEP y de la CEP en su conjunto, a través de la construcción de la comunidad en un viaje vocacional constante.
La secuencia de momentos de diseño en un ciclo de diseño completo consta de cinco pasos. Comienza a partir de la descripción predominantemente racional de la situación y de la verificación de ciclos de diseño anteriores que presentan una variedad de estímulos y síntomas. En el segundo momento, la comunidad desciende a la parte más emotiva; elabora un meta-análisis de los paradigmas relacionados con las formas habituales de pensar y sentir, conectados con las experiencias y con la historia personal o grupal, para compartir y cuestionar paradigmas y / o ideologías paralizantes opuestos. En el tercer momento de la vocación tratamos de abrir la comunidad en presencia del misterio, del Espíritu que habla en la realidad, para la aceptación de una vocación que se da y que tiene el potencial de cambiar la perspectiva educativa-pastoral básica. La llamada se hace manifiesta de una manera narrativa en el cuarto momento de la planificación: en él también es aconsejable experimentar con la visión en prototipos pequeños para obtener la primera respuesta de la práctica. De esta forma se recupera la forma típica de "planificación" de Don Bosco, que al narrar propone a sus jóvenes y educadores las historias educativas de los niños modelo o de situaciones paradigmáticas.
Solo después de llegar al quinto momento de la planificación operativa, que completa la visión en la realidad, se establecen objetivos y estrategias en el esfuerzo por alinear todos los sistemas en la dirección de la visión, incluso con el instrumento de evaluación. De la planificación operativa, surgen diversas intervenciones y actividades educativo-pastorales que crean una nueva situación que se verificará en el próximo ciclo del proyecto.
La referencia a la simplicidad de los proyectos, el conocido riesgo de tecnicismo rígido, el peligro de la planificación basada en el escritorio, la complejidad organizacional, el retorno de la importancia de la espiritualidad y la introducción del discernimiento, son señales que conducen a una concepción de la metodología educativa salesiana menos técnica, más integral-sapiencial y armonizado. La investigación sigue abierta hacia la dirección explicada en el siguiente lema, que hace eco de un famoso dicho de Marshall McLuhan: «El enfoque pedagógico del método, en estrecha relación con el de los contenidos y la dinámica, es importante [...] en este sentido, el método es también el mensaje".