El mundo adolescente ofrece numerosas posibilidades a la hora de compartir, anunciar y celebrar la Palabra de Dios con ellos. Su descubrimiento de la intimidad y del mundo interior, su capacidad de intuir mensajes profundos llenos de sentimiento, su búsqueda de identificación con eslóganes breves pero potentes... hace que podamos ayudarles a conectar con los textos de nuestras celebraciones.
El mundo de las redes sociales, donde ellos expresan su mundo afectivo o sus sueños e ilusiones, en pocos caracteres diariamente, les abre, sobre todo, la oportunidad de acoger y descubrir textos que posteriormente les ayuden a utilizarlos para expresar y compartir lo que han sentido al escucharlos.
Convertirles en protagonistas, una vez vencida la timidez, a la hora de leer, representar o compartir los ecos de la Palabra con formas de expresión variadas, facilita su atención y participación.
Es cierto que el mundo bíblico y el mundo adolescente actual tienen una distancia cronológica de veinte siglos. Pero en los personajes, los dramas, las injusticias, las victorias, las conversaciones, las conversiones, las alegrías, las lágrimas, las traiciones y amistades... los adolescentes pueden reconocerse ellos mismos y el mundo que les rodea. Además, muchos de los elementos utilizados en la Biblia como signos (luz, agua, sangre, la piedra y la carne, la roca y la arena, el atleta que corre una carrera, las semillas...) todavía tienen una fuerza expresiva capaz de hacerles comprender el contenido de los textos.