¿No les pasa que no encuentran películas para ver en su tiempo libre? ¡A mí no! De hecho, no encuentro tiempo libre para ver todo el cine que quiero. Hace unos meses me puse a preguntar e investigar por películas que son consideradas “imperdibles”. Luego de una tarde de recolectar nombres, conseguí armar una lista de más de 500 grandes obras cinematográficas que creo que hay que ver. Yo soy muy apasionado del cine, por lo que esta lista se transformó en mi bucketlist y espero algún día haberlas visto todas.
Pero… ¿Qué es una "bucketlist”? En inglés este término se utiliza para referirse a una lista de cosas para hacer antes de morir. Aunque parezca un poco extraño hacer un ejercicio que contempla el momento de la muerte, en realidad la idea de hacer una bucketlist está más enfocada en valorar y aprovechar la vida al máximo. Es acerca de este extraño concepto que se centra la trama de la película “Antes de partir” (o “Bucketlist”, en inglés). Admito que como recomendación no es ninguna joya escondida. De hecho, probablemente la mayoría de los que lean esta columna ya la hayan visto porque es muy conocida. Pero este film salió en 2007, está subida a Netflix y volver a verla después de 13 años es entretenimiento garantizado por dos razones: Morgan Freeman y Jack Nicholson. Estas leyendas de Hollywood hacen los dos roles protagónicos en esta historia y la química entre los dos actores logra varios momentos muy destacados de comedia, drama y reflexión.
La premisa tarda bastante en establecerse, ya que tiene un primer acto muy largo. El concepto de la bucketlist es el centro de la trama, pero no es introducido hasta ya bastante avanzada la película. Las primeras escenas se toman el tiempo de construir el vínculo entre los dos personajes principales, que son muy opuestos, ya que la riqueza de la trama está en la interacción entre ellos y sus formas distintas de vivir la vida.
En los primeros 5 minutos sucede la introducción del personaje de Morgan Freeman: un mecánico llamado Carter Chambers que aparece en la primera escena trabajando en la reparación de un auto y conversando entre risas con un colega. De pronto, suena un teléfono y Carter lo atiende. Pese a que como espectadores no escuchamos lo que se dice en la otra línea telefónica, la cámara hace un pequeño acercamiento a la cara del contrastadísimo Morgan Freeman, que cambia su sonrisa por un rostro de preocupación y confusión. El siguiente plano es un plano detalle de un cigarro que sostenía entre sus dedos, el cual deja caer al piso. Así es que en la primera escena, con dos imágenes y sin necesidad de decir ninguna palabra, la película nos deja claro una cosa: Carter tiene cáncer de pulmón. Y empieza la historia ¡Un bajón! Pero no se confundan, esta historia está lejos de ser un drama.
Por otro lado, el personaje de Jack Nicholson protagoniza a un millonario llamado Edward Cole. Es introducido en la siguiente escena y desde su primera aparición queda claro una cosa: su personaje es pura comedia. Aunque su primera escena también muestra al personaje descubriendo que tiene una enfermedad terminal, esta vez la película lo transmite de una forma más descontracturada e incluso humorística. Esta decisión de presentar de forma tan diferente el mismo tipo de tragedia en ambos personajes tiene una función narrativa. Es un reflejo de la personalidad de los dos personajes y de cómo procesan la idea de la muerte. Y así comienza la trama. Dos hombres muy distintos en todos los aspectos menos en uno: ambos tienen una enfermedad terminal y esperan morir en menos de un año.
El personaje de Morgan Freeman es más serio, intelectual, frustrado por haberse estancado en un trabajo que detesta, calmado, religioso y muy preocupado por sus vínculos familiares. Por otro lado, el personaje de Nicholson es un soltero, ateo, con mucho dinero y muchos vicios que vive la vida sin mucha reflexión o arrepentimiento. Es en esta diferencia de personalidades y la gran actuación de ambos titanes de Hollywood que la película encuentra su esencia. Ambos personajes comparten su habitación de hospital donde, pese a sus diferencias, encuentran un interés por la forma de ver y vivir la vida que tiene el otro.
Son casi caras opuestas de una misma moneda, pero ante la incertidumbre de la muerte, ambos se vuelven de cierta forma intrigados por lo que el otro representa. Así es que, luego de hacerse muy amigos, deciden hacer una bucketlist y comienzan a cumplir con todos los elementos de la lista viviendo sus últimos meses de vida al límite.
Ambos personajes agregan distintos objetivos en la lista. Mientras que los de Carter están centrados en cosas más profundas y humanas como ayudar a una persona o llorar de la risa, Edward agrega objetivos más extravagantes y aventureros como conducir autos deportivos, saltar en paracaídas o hacerse un tatuaje. Lo interesante de la historia es que muestra dos formas de vivir la vida que parecen incompatibles, pero que al final se demuestra que no lo son. Mientras que Carter está frustrado porque en la construcción de una vida y familia estructurada dejó pasar la oportunidad de vivir aventuras, Edward vive exactamente lo opuesto y, aunque ha tenido miles de aventuras y ha hecho muchas locuras, nunca construyó una familia estable ni vínculos afectivos. A medida que van cumpliendo con la lista y avanzando con la trama, ambos personajes aprenden a valorar la forma en que el otro vive la vida.
El mensaje principal de “Bucketlist” es sencillo y concreto: hay que disfrutar la vida. Pero también hay un mensaje secundario que creo es importante reflexionar. Para ser felices necesitamos un poco de la vida de Edward y un poco de la vida de Carter. Para estar completos como personas necesitamos tener nuestras aventuras, darnos gustos y vivir adrenalina, pero también necesitamos construir vínculos con gente que nos quiera y se preocupe por nosotros. Para los personajes de esta historia, sus enfermedades fueron un llamado de atención para salir a vivir la vida. Pero no es necesario vivir una situación extrema para entender que hay que aprovecharla y ser felices.
¡Les recomiendo mucho esta película! Es buena para ver solo o acompañado de un amigo o familiar para luego conversar sobre ella un rato. No tendrá un guión, montaje o dirección de fotografía excelente, pero no lo necesita para ser una gran obra. Es muy entretenida y, sobre todo, los dos actores principales le aportan mucho carisma. Es sencilla pero muy cálida y tengo que admitir que el humor físico de Nicholson y algunas de las reflexiones del personaje de Freeman me sacaron varias sonrisas. Creo que de eso se trata, de pasar un buen rato y quedarse con alguna preguntita…
¿Qué pondrías en tu bucketlist?
¿Qué es lo
que más valoras de tu vida y todo lo que has construido?
“Bucketlist” o “Antes de partir”, fue estrenada en 2007, dirigida por Rob Renier y producida en Estados Unidos de la mano de la mega productora Warner Bros. Pictures.