No sueñes
Búscate un patrón
Una idea, un estandarte
Una formula, una droga
Que te alivien la existencia
No pienses
No consumas tus neuronas
Con problemas que te exceden
No te exijas demasiado
Mira que te estas quemando
La felicidad
Te necesita estúpido
Aprieta los dientes
Y que siga la fiesta
Mira como es
Observa a tu prójimo
No dejes que nadie
Te robe el derecho a ser
Como es
La felicidad
Te necesita práctico
Obediente, dócil
Enfermo de sensatez
Deja de llorar
No seas dramático
Todo está servido
Para tu comodidad
No sueñes
Con un mundo de justicia
Donde reina la armonía
Deja la filosofía
Para tu próxima vida
Si es que existe
No sueñes
Con un mundo de justicia
Donde reina la armonía
Deja la filosofía
Para tu próxima vida
Si es que existe
No busques
El camino alternativo
Acabaras confundido
Extraviado y mal herido
Y para colmo
Habrás perdido a tus amigos
La felicidad
Te necesita estúpido
Mira para afuera
Hace de cuenta que no ves
Déjalo pasar
Consume sin límite
Sube la escalera
O mejor ve por el ascensor
La felicidad
Te quiere diplomático
No muerdas la mano
De quien te da de comer
Di a todo que si
Cómprate un refugio
Pa ponerte a salvo
De las dudas del vivir
La felicidad
Te necesita estúpido
aprieta los dientes
Y que siga la fiesta
Déjalo pasar
Consume sin límites
Sube la escalera
Cuanto más arriba más
Mejor
¿La felicidad nos necesita estúpidos? ¿Cómo es que la felicidad nos necesita a nosotros? ¿Y nosotros qué necesitamos? La canción busca molestar un poco con esto, hacernos pensar, reflexionar sobre lo que realmente necesitamos. ¿Sabemos que es la felicidad? Parece ser que no podemos tener ningún momento de tristeza o de sufrimiento porque si no, no es felicidad, hagámonos los tontos, no vivamos nuestra propia vida, busquemos refugiarnos para ponernos a salvo de las dudas de vivir.
O tal vez podemos vivir la vida de otro, como si tuviéramos el derecho o la obligación de ser como él, algunas veces porque creemos que no tenemos alternativa, otras porque es más fácil mirar al costado y copiar, no quemamos tantas neuronas, se nos hace todo más fácil, buscamos el camino más corto, así nos queda más tiempo libre, no sé para qué.
Pero también podemos ser diplomáticos y no meternos en discusiones, dejar que las estructuras nos dirijan porque así no hay estrés o esfuerzo de nuestra parte, porque todo está ya perfectamente arreglado para nuestra felicidad. No pensar, volvernos estúpidos nos evita el choque, la confrontación con los demás, “yo nada de lo tuyo y vos nada de lo mío”. Resulta que eso nos hace un tanto egoístas, nos aleja de los demás para evitar el conflicto, nos lleva a querer hacerlo todo sin necesitar a nadie, y la verdad es que nadie se salva sólo, la vida es servicio y el servicio es alegría.
Si buscamos ser felices entonces hay que apretar los dientes y darle pa’ delante sin mirar a los costados, dejar pasar todo lo que nos pueda molestar, consumir todo lo que necesitamos y tratar de subir más y cuanto más “más mejor”. Pues no, Don Bosco no ofrecía esa “felicidad” a sus gurises, no es la que nos ofrece a nosotros, sino una muy diferente, en donde él mismo encuentra el sacrificio en la búsqueda de un lugar para los gurises de Turín, en el esfuerzo para conseguir la aprobación de la congregación, el sufrimiento en los momentos difíciles que tuvo que vivir, desde muy pequeño la pérdida de su padre y las dificultades en su casa, hasta siendo sacerdote la muerte de Domingo Savio y la enfermedad que casi se lo lleva, entre otras dificultades que vivió. Cuántas hemos pasado en nuestros oratorios, que no tenemos para la merienda, que buscamos donaciones, que nos recorremos los barrios a ver si conseguimos materiales, juegos, ropa y todo para poder ofrecerles nuestro tiempo y nuestro cariño a los gurises en la medida que podemos un rato de la tarde del sábado. Y cuánto más, nos preocupa a veces y nos mantienen en tensión las distintas situaciones que los gurises viven, llevando a la oración con tristeza o alegría sus vidas, ¿quién puede decir que todo eso no vale la pena?
Yo creo que la vida vale la pena, cada pena que se sufre tiene un valor incalculable si vivimos en la libertad interior de saber que Dios nos ama y nadie nos puede quitar esa certeza. Los pequeños gestos de cercanía, las oraciones y las acciones más simples hechas de corazón, la escucha atenta, la mano tendida, el ser agradecidos con lo que Dios nos regala, son elementos que nos fortalecen para enfrentar lo que venga. Es importante tener en cuenta que la búsqueda de la felicidad tiene momentos de mucha alegría y momentos de tristeza, donde están presente todos nuestros hermanos y hermanas, ¡no estamos solos!
Así que la propuesta es ante todo pensar, reflexionar, darnos el tiempo para hacerlo, tiempo que no se compra con dinero, se aprovecha, se usa, se gasta y se dona a los demás. Te invito a que te tomes el tiempo de pensar, un ratito del día o de la noche, un espacio entre cuaderno y cuaderno, la media hora de descanso en el trabajo, la tardecita con mates en familia, un momentito antes de dormir, el viaje en el bus al trabajo o al liceo o a la facu, ¿dónde buscas la felicidad? Escuchando la canción y repasando la letra, ¿qué cosas sentís que no te ayudan a encontrar la felicidad y cuáles son esas pequeñas cosas que te hacen feliz?
Que Dios nos regale siempre la gracia de poder vivir con libertad nuestra búsqueda de la felicidad sin olvidarnos de lo que realmente vale la pena.