Dentro de las vocaciones eclesiales consagradas, es decir, totalmente dedicados a Dios y al servicio del prójimo, está la del SALESIANO religioso.
Dice en el Proyecto de Vida de los Salesianos de Don Bosco (sdb):
Cada uno de nosotros está llamado por Dios a una misma vocación Salesiana. Con todo, no todos están llamados al mismo estado en que se vive la vocación. Algunos están llamados a ser “Salesianos clérigos”; otros, para ser “Salesianos Laicos” (los Hermanos Coadjutores).
Los Salesianos Clérigos se dedican al servicio de los jóvenes a través del ministerio sacramental, ya sea como Diáconos permanentes o como Sacerdotes. ( El término “clérigos” abarca a aquéllos que se preparan para la ordenación del Diaconado o del Sacerdocio).Los Salesianos Laicos son aquéllos que se dedican a la misma vocación de servir a los jóvenes desde el estado laical, como hermanos entre hermanos.
“Cada uno de nosotros es responsable de la misión común, y participa en ella con la riqueza de sus bienes y de la característica laical y sacerdotal de la única vocación salesiana. El Salesiano Coadjutor lleva a todos los campos educativos y pastorales el valor propio de su laicidad, que de modo específico lo hace testigo del Reino de Dios en el mundo, cercano a los jóvenes y a las realidades del trabajo.
El Salesiano presbítero o diácono aporta al trabajo común de promoción y de educación en la fe lo específico de su ministerio, que lo hace signo de Cristo pastor, sobre todo con la predicación del Evangelio y la acción sacramental. La presencia significativa y complementaria de salesianos clérigos y laicos en la comunidad, constituye un elemento esencial de su fisonomía e integración apostólica”.
¿PUEDE DIOS LLAMARTE A TI?
¡Claro que sí! Dios llama a cada uno a la vida, a la integridad y al servicio. La tarea de los jóvenes adultos es discernir cuál es el camino que Dios propone para que él o ella decidan seguir.
El Señor llama a la mayoría de la gente al matrimonio y la familia. Para el joven cristiano adulto esta es una decisión muy importante. La elección de casarse es no sólo una respuesta romántica, sino también un proceso muy específico que incluye la oración, la investigación, la participación y la experiencia.
Dios llama a algunas personas a la vida religiosa como Hermana, Hermano, o Sacerdote. Una vocación religiosa sigue el mismo proceso. A esto le llamamos el proceso de discernimiento.
El Proceso de Discernimiento:
1. REZAR >> Dedica unos momentos cada día en una conversación reflexiva con el Señor. Pídele al Señor: «Señor, ¿qué quieres que haga con mi vida?» Utiliza la misma oración después de la Comunión en la Misa.
2. INVESTIGAR >> Habla con gente cuya opinión te resulta valiosa. Puedes leer. También mirar en la web. Si tú estás pensando en una vocación religiosa, hablar con un hermano, hermana o sacerdote te puede ayudar a responder algunas preguntas. También puedes iniciar un camino de dirección espiritual.
3. PARTICIPAR >> Una gran manera de entender si tu llamado es a una especial consagración al Señor en la vida religiosa o en el sacerdocio es involucrarse en el apostolado como voluntario. La Iglesia necesita de la energía de los jóvenes dedicados. Se trata de un proceso de «aprender haciendo».
4. EXPERIENCIA >> Visita comunidades religiosas, tu parroquia, o un seminario. Ver cómo viven y trabajan. Seminarios y comunidades religiosas están siempre dispuestos a acoger personas interesadas en pasar unos días con la comunidad para conocer de primera mano la vida y ministerio de una Hermana, Hermano o Sacerdote.
5. DECIDIR >> Las necesidades de la Iglesia dedicadas hermanas, hermanos y sacerdotes para difundir el Evangelio de Jesucristo. Tú puedes responder a esa llamada. Después de la oración, la investigación, la participación y la experiencia de ir con su corazón. La pregunta fundamental es: «¿Me veo como una religiosa, un ministro de la iglesia? Si la respuesta es sí, es hora de actuar. Es el momento de hablar con un director espiritual.