Una cosa pido al Señor, es lo que busco: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida; contemplando la belleza del Señor, y buscarlo en su templo.
Ser testigo de Jesús quiere decir que el testigo es "de" Jesús, o sea, que pertenece a él, y precisamente en cuanto tal puede dar un testimonio eficaz de él, puede hablar de él, darlo a conocer, llevar a él, transmitir su presencia.
En torno al Santísimo, o al sagrario, o a una imagen grande de Jesús. Con música de fondo para los momentos de silencio.
Somos un nuevo pueblo,
gestando un mundo distinto,
los que en el Amor creemos,
los que en el amor vivimos.
Llevamos este tesoro
en vasijas de barro,
es un mensaje del cielo
y nadie podrá callarnos.
Y proclamamos un nuevo día,
porque la muerte ha sido vencida.
Y anunciamos esta Buena Noticia,
hemos sido salvados por el Dios de la Vida.
En el medio de la noche,
encendemos una luz
en el nombre de Jesús. (Bis)
Sembradores del desierto,
buenas nuevas anunciamos,
extranjeros en un mundo
que no entiende nuestro canto.
Y aunque a veces nos cansamos,
nunca nos desalentamos,
porque somos peregrinos
y es el amor nuestro camino.
Y renunciamos a la mentira,
vamos trabajando por la justicia.
Y rechazamos toda idolatría,
sólo creemos en el Dios de la Vida.
En el medio de la noche,
encendemos una luz.
En el nombre de Jesús. (Bis)
Al principio existía la Palabra
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Ella existía al principio junto a Dios.
Todo existió por medio de ella,
y sin ella nada existió de cuanto existe.
En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres;
la luz brilló en las tinieblas,
y las tinieblas no la comprendieron.
Antífona cantada (de Taizé)
Alabe todo el mundo, alabe al Señor.
Alabe todo el mundo, alabe a nuestro Dios.
Apareció un hombre enviado por Dios, llamado Juan,
que vino como testigo, para dar testimonio de la luz,
de modo que todos creyeran por medio de él.
Él no era la luz, sino un testigo de la luz.
La luz verdadera que ilumina a todo hombre
estaba viniendo al mundo.
Antífona cantada
Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos contemplado su gloria,
gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y verdad.
Antífona cantada
Después de proclamado el evangelio, silencio y repetición de algunos versículos destacados, intercalando con la antífona.
Después se lee la historia del Cura de Ars.
En la intimidad con el Señor no decimos nada... yo le miro y Él me mira... yo le miro y Él me mira...
Así un rato, dejando que se silencie el interior para que el Señor habite en él. Mientras tanto, se puede escuchar o cantar la canción inspirada en la oración del Cura de Ars.
Después de un tiempo conveniente, se invita a rezar el Padrenuestro para concluir la oración.
"Un campesino llegaba por las tardes a su iglesia, se sentaba y no decía una palabra, ni tampoco hacía ningún acto, rezo, lectura de un libro o devocionario o algún devoto movimiento especial.
El párroco curioso le pregunta: disculpe, pero estoy intrigado por sus visitas al templo… ¿Qué le hace venir todas las tardes? ¿A qué viene, si no lo veo rezar, ni arrodillarse, ni hacer ningún gesto o acto especial?
El campesino le mira y con humildad le dice: Mire, yo vengo todos los días a ver a este Cristo y no sé qué decirle, entonces yo lo miro y él me mira ... eso es todo..."