"Ni Mafalda se lo imaginó así. Seguro que si le hubieran preguntado si de verdad quería parar el mundo para bajarse hubiera dicho que no. Ninguno de nosotros se lo imagino así. En realidad nunca fui lector de Mafalda. Ni sé si Quino la sigue dibujando. Pero por lo que me cuentan, intuyo que si hubiera vivido en estos años hubiera querido parar el mundo a cada rato.
No es que sea mala leche, pero seguro que cuando Mafalda va a la casa de una abuela un domingo y ve que el nieto adolescente instagramea, twitea, whatsapea, tiktokea y etiquetea a sus amigos en fotos de la noche anterior quiere tener el boton ese de la película Click y parar el mundo para bajarse.
No es que sea una amargada, pero debe sentir algo parecido cuando va a un concierto y ve que los que están a una lanzada de púa de distancia ven el concierto en hd y en vertical, obvio, para que entre en la historia.
No es que sea fundamentalista, pero seguro que cuando escucha que los gobiernos de cualquier color ponen lo económico por encima de sus “recursos naturales”, que te prenden fuego lo que tienen desde antes que vivieran los indigenas para que los de afuera puedan comprar más y más debe querer que la dejen de dibujar de una vez por todas.
Pero aunque ni Mafalda lo hubiera pensado en serio, el mundo se paró. Y nos está esperando a ver como reaccionamos. A todos. Pero a vos también.
Que Jesús no se me enoje, pero ni él pudo cambiar tanto las reglas y hacer pensar a miles de millones de personas tanto como esta cosa. Nunca hubo tanto tiempo para tanta gente, y con tantos estímulos para replantearse todo. Si de verdad podés quedarte en casa, no hay computadora, serie, celular, libro o trabajo de jardinería que pueda cubrir todo el horario de un día que no es de rutina pero tampoco de vacaciones. Y ahí es donde entra el pensar. El pausar. El hacerse un mimo y criticarse. El volver a pensarse. Volver, capaz, a ese momento de la juventud, cuando terminás el liceo, o la carrera, o empezabas a trabajar y buscabas un lugar en el mundo que sea tu lugar en tu mundo. Pensabas hasta donde querías llegar y trazas una recta comparándolo con donde estás ahora. Bueno, capaz mejor no lo hagas, cuando éramos chicos éramos taan idealistas."
"Mejor pensalo así: Este instante es como la pausa de tu serie. La propaganda. Sabés que dura poco y que después vuelve la serie. Y sabes que masomenos va a seguir como antes de la pausa, con sus chistes efectivos y sus amores imposibles concretados. Pero capaz que para vos es diferente. Y ahí es donde importa la pausa. Capaz en esos minutos dejás que la rutina tome el control de tu cabeza y pensás en cualquier cosa suntuaria, o peor, mirás la propaganda de mutualistas, o peor, entrás a twitter por octava vez en 2 horas. Pero capaz vas por otro lado, y aprovechás a buscar un banco para apoyar los pies, o mejor, hacés un pop rápido, o mejor, vaciás la vejiga.
Estoy seguro que a la vuelta, si hacés los “o mejor” vas a poder decir que ahora sí, estás disfrutando mejor de los mismos chistes y las mismas parejas improbables.
Porque vos sabés que el mundo va a volver a girar. No te comas el verso de que ahora que no hay turismo aparecieron delfines en Venecia. A grandes rasgos va a ser el mismo mundo superficial y precoz que paró en la estación. Vos te bajaste, 500 de súper maestro, estiraste las gambas, te fumaste un pucho mirando el horizonte levemente ondulado y te volviste a subir.
Pero si en esa pausa, en vez de ahogarte en vos mismo sentiste que extrañabas a tu abuela y sus abrazos, y sentiste que ella te extrañaba a vos, capaz que tus abrazos dejan de ser saludos y pasan a ser te quieros. Capaz que nunca más te olvidás que una videollamada tiene de compartir un mate lo que Márama tiene de Los Beatles. Y seguro que ya no grabás tu canción favorita porque la entrada que pagaste es para vos y te enfocas en sentir el calor interno y la piel de gallina. Y quien te dice que no te das cuenta que la conexión real no es con 5g ni con LTE, sino que es con ese limonero que crece y vos te quedás mirando como una quinceañera que el fotógrafo le pide que mire al árbol. O capaz te conectás con esa tela de araña que perdonaste aunque te hayan pedido que la saques de un escobazo pero para vos es una obra de arte. O con esa playa de todos los febreros a la que ya no bajás mentalmente porque no te lo deja los pensamientos de la rutina y la necesidad de sacar fotos para las redes.
Este instante no es el mundo real. El mundo de verdad es lo que estaba antes y lo que está después. En cualquier momento va a volver a arrancar. Pero antes que se termine la pausa, está en vos revisar twitter otra vez o ir a mear, hacerte un pop y extrañar a tu abuela."
Agustín Escudero Pérez
Licenciado en Comunicación
Autor del texto
Pía Sosa
Autora de las ilustraciones