Oh Dios, tú eres mi Dios:
mi alma está sedienta de ti,
yo tengo ansia de ti
como una tierra reseca, sedienta y sin agua.
Tu amor y tus gestos de bondad para conmigo,
llenan mi vida: por eso mis labios te alabarán jubilosos y felices.
Me sacio de todos tus regalos:
por eso mis labios te alabarán jubilosos y felices.
En las noches me acuerdo de ti,
durante el día tú estás presente en mi corazón:
Tú has sido siempre mi auxilio,
Tú eres mi apoyo permanente;
a la sombra de tus alas, me siento feliz;
mi alma se mantiene unida a ti,
y la fuerza de tu brazo me sostiene
para que no caiga en el mal,
para que camine por los senderos del amor.
El último día de la fiesta era el más importante. Aquel día, Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte: “Si alguien tenga sed, venga a mí y beba. Como dice la Escritura, del corazón del que cree en mí, brotarán ríos de agua viva”. Con esto Jesús quería decir que los que creyeran en él recibirían el Espíritu.
Jn. 37-38
Te invito a mirar lo que vayas a realizar hoy.
Pídele al Espíritu Santo que te ilumine y guíe en cada en cada una de tus actividades.
Y que María te acompañe.
Padre Dios, te agradecemos este nuevo día que comenzamos:
te bendecimos por todo lo que en esta jornada Tú nos regalarás;
y te alabamos porque ello es signo del amor que nos tienes.
Sabemos que tendremos que poner nuestro esfuerzo para hacer las cosas bien,
y actuar correctamente, como Tú quieres:
Participar de las actividades de hoy que nos exigirán responsabilidad y dedicación.
Tendremos quizás que renunciar a algunas cosas que nos gustan.
Tendremos que sacrificarnos para cumplir con nuestro deber.
Queremos hacerlo todo por amor a Ti, Padre bueno,
como nuestra respuesta de hijos que te aman,
como respuesta de amor, al amor que Tú nos demuestras,
regalándonos tantas cosas buenas y provechosas.
Ayúdanos a superarnos, a ser fieles en nuestra tarea diaria.
Acompáñanos, para que no dejemos de hacer
las cosas que tenemos que hacer por ser flojos,
por debilidad, por no querer esforzarnos.
Que podamos sentir, al finalizar nuestro día,
alegría en el corazón porque fuimos capaces de hacer las cosas que nos pedías,
de cumplir con nuestro deber,
de ser buenas personas,
de sentir cercana Tu presencia.
Sabemos que María, nuestra Madre, está con nosotros:
que Ella también nos conceda la alegría
de hacer todo por amor a su Hijo Jesús.
Amén
Estos esquemas de oración, junto con la adaptación de los salmos, han sido preparados por el P. Claudio Muniz sdb y compiladas en un librillo "Oraciones para comenzar el día".
Fueron editadas por Fátima Izaguirre.