Reconocer en la experiencia de animación el proceso personal de irse transformando en lo que realmente es, y valorar los espacios de compartir con los demás, que aportan mayor claridad para irse construyendo.
Explicación del Juego:…
2. Finalizado el juego, nos preguntamos:¿Para qué sirve jugar a este juego?
¿En qué puede llevar a alguien a preguntarse sobre sí mismo?
Para generar un clima más adecuado, se propone un momento con música para interiorizar (3 o 4 minutos).
Momento personal:1. Contá o dibuja un típico momento tuyo de animación.
2. Luego de este momento, se entregan estás preguntas
¿Qué vínculos estableces?
¿Qué cosas te pasan?
¿Qué cosas les pasan a los demás?
¿Qué te deja?
¿Cómo influye en el resto de tu vida?
Momento grupal: se invita a compartir en grupos de tres personas la última pregunta.
1. Vemos el fragmento de la película “Juan Salvador Gaviota”.
2. Se les entrega un dibujo de un patio con jóvenes jugando. Sobre el mismo, escriben a partir de sus experiencias de animación las respuestas a estas preguntas:
Por ser animador:
¿Qué opciones has tenido que hacer?
¿Qué voces contrarias escuchaste?
¿Qué de tu persona estás descubriendo o afirmando?
¿Quiénes y de qué manera te acompañan en este proceso?
En grupos de 4 o 5 personas compartir aquellas cosas que van descubriendo y afirmando de sí mismos por ser animadores.
1. Se sugiere ver uno de estos videos:
2. En plenario, preguntarnos qué nos genera este video. En silencio, pasar y escribir en un papelógrafo o pizarrón esas cosas que suscitó en nosotros.
3. Se escucha la canción "Fe" de Maná.
No puedo entender este mundo como es,
que uno puede odiar,
herir y traicionar, ¿Por qué?
Cómo puede ser
que haya gente que pueda matar
por diferencia de opinión, por tierra
o por religión, no sé.
Oh no, míranos.
dónde está nuestro corazón
oye mi canción ya no más sangre, grítalo
FE Dame fe, dame alas,
dame fuerza
para sobrevivir, en este mundo.
Cómo puede ser
que haya tanta destrucción,
en vez de resolver
les enferma todo el poder.
Que esto quede claro:
Hay que amarnos como hermanos,
Tenemos el valor, para darnos más amor
lo sé, ya lo sé.
Oh no, míranos
Dónde está nuestro corazón,
oye mi canción
ya no más sangre, grítalo
Dame fe, dame alas,
dame fuerza
para sobrevivir,
en este mundo.
El mundo puede cambiar
sólo hay que intentarlo
, no hay que odiar, hay que amar
no hay que odiar, hay que amar
hay que intentar, hay que intentar
no hay que perder la fe.
Dame fe, dame alas,
dame fuerza
para sobrevivir, en este mundo.
Dame fe, dame alas,
dame fuerza para sobrevivir,
en este mundo.
- Oiga, ¿quiere ver a los jóvenes que estaban en el oratorio en mis tiempos?
- Sí, házmelos ver, le contesté; me dará mucha alegría.
Entonces me mostró todos los jovencitos con el mismo semblante, edad y estatura de aquel tiempo. Me parecía estar en el antiguo oratorio en la hora de recreo. Era una escena llena de vida, movimiento y alegría. Quien corría, quien saltaba, quien hacía saltar a los demás; quien jugaba a la rana, quien a bandera, quién a la pelota. En un sitio había reunido un corrillo de muchachos pendientes de los labios de un sacerdote que les contaba una historia; en otro lado había un clérigo con otro grupo jugando al burro vuela o a los oficios. Se cantaba, se reía por todas partes; y por doquier, sacerdotes y clérigos; y alrededor de ellos, jovencitos que alborotaban alegremente. Se notaba que entre jóvenes y superiores reinaba la mayor cordialidad y confianza. Yo estaba encantado con aquel espectáculo.
Valfré me dijo: - Vea, la familiaridad engendra afecto, y el afecto, confianza. Esto es lo que abre los corazones, y los jóvenes lo manifiestan todo sin temor a los maestros, asistentes y superiores. Son sinceros en la confesión y fuera de ella, y se prestan con facilidad a todo lo que les quiera mandar aquel que saben que los ama.
Momento personal:
1. Los invitamos a pasar y tomar una hoja con forma de “gaviota” que tiene impresa estas preguntas:
En la animación, ¿qué sueños tuyos se nutren?
¿Qué lo hace posible?
¿Qué puedes y debes romper para favorecerlo aún más?
2. Escuchamos la canción: “Como la brisa” – Jesús Adrián Romeo
En Plenario:
Juntos rezamos fragmentos del Salmo 143
Bendito sea el Señor, mi fortaleza,
que adiestra mi mano para el combate,
mis dedos para la guerra.
Él es mi bien, mi baluarte,
mi defensa y quien me salva;
el escudo que me sirve de refugio.
¡Feliz el pueblo que esto tiene,
feliz el pueblo que al Señor tiene por Dios!