La luz corresponde a un anhelo primordial de la persona humana, anhelo de vida y felicidad. Una persona que nos ama es para nosotros un rayo de luz en la vida.
La luz es el símbolo para el conocimiento e iluminación. Desde siempre la humanidad desea la iluminación. Sobre todo entre los agnósticos estaba muy extendido este anhelo: "Tiene que haber más de lo que hay. "
Se lee el evangelio y se deja un tiempo de silencio para su meditación
Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo:
«Yo soy la luz del mundo.
El que me sigue no andará en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la Vida».
El Señor es mi luz y mi salvación
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida
ante quién temblaré?
Aunque acampe contra mí un ejército,
mi corazón no temerá;
aunque una guerra estalle contra mí,
no perderé la confianza.
Solamente una cosa pido a Dios,
y por ella suspiro:
habitar en la casa del Señor,
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor,
contemplando al fin su rostro.
El Señor me guardará en su Morada
en la hora del peligro;
me pondrá en lo más oculto de su casa,
me afirmará sobre la roca,
y al elevarle sacrificios de alabanza
cantaré para su nombre.
Ahora escucha, Señor, mi voz que clama,
ten piedad, y respóndeme;
mi corazón me dice: "Busca su rostro";
tu rostro busco, no me lo ocultes,
y no rechaces con cólera a tu siervo,
Tú que eres mi auxilio.
Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Tú me recibirías, indícame, Señor,
tu camino, guíame por senda llana,
para que llegue a contemplar tu bondad
en la tierra de la vida.
Finalmente, se invita a presentr al Señor, luz y salvación del mundo, las intenciones de cada uno por los suyos, por la comunidad, por el mundo…
A cada intervención se responderá cantando el estribillo del salmo
Se termina rezando juntos el Padre Nuestro.