El corazón del sueño, son ellos, los muchachos numerosos, que ríen, hacen pillerías, juegan, blasfeman, “He aquí tu campo, he aquí dónde tienen que trabajar”. A Juan Bosco, le ha sido indicada su vocación: los jóvenes, para los que ha sido llamado a dar toda su vida, “hasta el último aliento”.
“... me lancé en medio de ellos usando puños y palabras para hacerlos callar. No con los golpes sino con la mansedumbre y con caridad deberás ganas a estos amigos tuyos".
Se indica y se esboza un método, el de la bondad, de la amistad, que implica interés y ayuda.
Un educador en medio de los jóvenes es una presencia significativa: escucha, habla, interviene, anima. El argumento fundamental sugerido a Juanito a los 9 años, se refiere a la amistad con el Señor, que es una cosa preciosa y que se puede arruinar o perder con el pecado. Sé como "amigo", profundamente interesado en su vida y su futuro y dispuesto a darles una mano para ayudarlos.
Pero hay también en la profundidad una fascinación por una vida “virtuosa”, cargada de potencialidades vivas cultivadas, se una gozosa conquista de sí mismo, de una donación generosa a los otros…Y esto, en contraposición a un tipo de exigencia vacía o, peor aún, escuálida.
Es verdad: el proyecto que viene presentado al "pobre niño", rodeado por una multitud de muchachos, parece ciencia ficción. Sucede que hay que prepararse y buscar los medios para esta empresa que llegará a ser posible con determinadas condiciones:
-"Con la obediencia". ¿A quién? Ciertamente al Señor, modelando comportamientos y actitudes a las exigencias de la vida cristiana. Hay también a lo largo de aquél período formativo de Juan Bosco, la búsqueda constante de un guía a quien consultaba, en cuyas manos, ponía los problemas e interrogantes y a quien obedecía (Don Calosso, Canónigo Maloria, Don Cafasso).
Para adquirir el arte de guiar y formar a los demás, es necesario tener la experiencia de ser guiados y formados por personas sabias y ricas de experiencia.
-"Adquiriendo la ciencia" en la escuela de una Maestra bajo cuya guía." puedes llegar a ser sabio, y sin la que toda sabiduría se convierte en estupidez". Desde los primeros pasos de Juanito su vida está signada por la presencia de María Santísima, que no lo abandonará hasta la muerte. "María es mi guía, mi maestra, y mi madre" "Dos madres tuvo Don Bosco: una en el cielo y otra en la tierra; a las dos les hizo honor" (Henry Ghéon).
Pocos momentos antes de morir dice a Don Bonetti: "Siempre he tenido toda la confianza en María". Ella es la guía y la Maestra, que le señala a Juanito: "He aquí tu campo: he aquí, dónde debes trabajar". Es el momento solemne de la vocación: los muchachos pobres, en peligro, que están fuera del camino, semejantes a animales feroces, llegan a ser el objeto preciso de su afán y de su trabajo A esto lo llama Dios: llegar a ser Padre y Maestro de los jóvenes, "signo y portador del amor de Dios" en medio de ellos.
Veinte años después Don Bosco está en Turín: ha comenzado a encontrar y a reunir los primeros muchachos. Con la ayuda de Don Cafasso y del Teólogo Guala. Dando vueltas por la ciudad, "iba a visitarlos en medio de sus trabajos en las oficinas y en las fábricas. Todo lo que producía un gran consuelo y alegría a los jóvenes: que un amigo se preocupara de ellos: Todos los sábados iba a las cárceles ...”.
Don Bosco siente cada vez más fuerte el llamado de ser el sacerdote de los jóvenes. Habla con D. Cafasso para que le indique algo en concreto.
"En estos momentos -pregunta D. Cafasso- qué sientes en tu corazón? ¿Qué preocupa tu mente?" "En esos momentos - responde Don Bosco- me parece encontrarme en medio de una gran multitud de niños, que me piden ayuda".
Vuelve el sueño con carácter de urgencia.
-"Vuélvete humilde, fuerte y robusto". Para educar a los jóvenes (y transformarlos en mansos corderos), es necesaria una formación moral sólida y rica que:
-No tiene ansias de protagonismo, sabe ocupar el propio lugar, cumpliendo su propio deber.
- No se abate frente a las contrariedades y abandonos; tiene la fuerza para comenzar de nuevo.
+ Sabe renunciar a fáciles gratificaciones y sabe mirar a lo lejos.
+Sabe fatigarse con generosidad evitando cómodas excusas y fugas.
"A su tiempo todo lo comprenderás". Hay aquí otra precisa indicación: no desanimarse y no dejar el trabajo si el resultado no llega rápidamente. Con los jóvenes es necesario saber esperar los "tiempos largos". La semilla crece y madura en 9 meses, el joven quizás en nueve años.
Mis sueños:
1. Hay animadores que se ponen el saco y la corbata, van al oratorio, desarrollan su servicio de una o dos horas, después se sacan su atuendo y comienzan sus cosas. A los muchachos no los sueñan nunca. Hay, en cambio, animadores que tienen un modo de hablar, del que se deduce claramente que a los muchachos los sueñan de noche.
2. Vuelvo a pensar en las últimas reuniones de animadores. ¿Que espacio le he dado al entusiasmo de los sueños? ¿0 todo ha sido absorbido por los programas?
3. Las virtudes para realizar los sueños: obediencia, ciencia, humildad, paciencia.