El Oratorio de Don Bosco es una experiencia genial para los jóvenes.
En la mente de Don Bosco, después de una larga elaboración, la idea de oratorio se compone de tres elementos fundamentales:
Lo creaban:
La presencia física, activa, constante del animador (persona que impide el mal pero especialmente organiza la alegría y multiplica las iniciativas).
La amistad del animador con los jóvenes, que se encuentra bien entre los muchachos, pasa el tiempo entre ellos, habla y bromea con todos.
El interés del animador, que se informa, ayuda, aconseja, que los busca si faltan, que va a verlos fuera del Oratorio, que piensa en ellos, reflexiona, reza.
Sugerencias de reflexión.
Lo creaban:
La presencia no de un solo juego, sino de muchos juegos variados, renovados con instrumentos y competencias nuevas, inventados por la fantasía de los animadores.
La presencia del animador en los juegos.
La presencia del animador (aquel ojo que sabía mirar aunque fuera de lejos), que prevenía o calmaba los pleitos, defendía a los más débiles, hacía jugar a todos los que lo deseaban.
Las lecturas entretenidas, los cantos y la música, los paseos, el teatro.
Sugerencias de reflexión.
Lo creaban:
La presencia de animadores que eran cristianos de verdad.
Ayudaban a los muchachos a encontrar, en la amistad del Señor, la raíz de su dignidad y de la verdadera alegría..
Hablaban de amistad con el Señor y del pecado. Leían con ellos el catecismo, el Evangelio, narraban la Escritura y hechos que servían para reavivar la vida cristiana
Organizaban grupos formativos, retiros, oraciones, celebraciones; daban un pensamiento cristiano diario (Buenas noches).
Sugerencias de reflexión.