La experiencia de oración “Hay algo más” nace en el 2012 como fruto de una búsqueda inspectorial de promover instancias de profundización en la espiritualidad, particularmente en su manifestación orante.
Inspirada en el estilo celebrativo del monasterio ecuménico de Taizé, “Hay algo más” toma una identidad propia que, según manifiesta en su ideario, es encontrar en cada encuentro:
Hay algo más se desarrolla en encuentros mensuales de una hora y media con tres momentos: oración – reflexión – oración.
El equipo animador de “Hay algo más” se propuso animar un retiro para los jóvenes participantes asiduos de la experiencia, definiendo el siguiente objetivo:
Realizar con el estilo de “Hay algo más” una instancia de retiro espiritual, planteando transversalmente el tema vocacional propiciado por el acompañamiento personal desde la dinámica pascual.Una de las preguntas fundamentales del retiro “Hay algo más”, planteada desde las intervenciones para la reflexión, fue ¿Quién soy yo para vos? Esta pregunta, presentada en las dinámicas iniciales, encontrará indicios para su respuesta en el encuentro con Jesús y con los demás que me dicen algo de quién soy yo. La búsqueda, en definitiva, pasará por resignificar la pregunta ¿Quién soy yo…? desde la CRUZ, la LUZ y la EUCARISTÍA.
La animación del retiro “Hay algo más” es, a la vez, muy dedicada y muy austera. Por un lado es imprescindible el cuidado de todos y cada uno de los detalles del ambiente, de los espacios físicos de oración, de las oraciones en sí mismas, de la música, de la liturgia y los signos, de los aportes para la reflexión… Y, al mismo tiempo, esta animación se lleva adelante con mucha discreción y austeridad. La presencia de un equipo sólido numérica y cualitativamente es clave para el buen desarrollo del retiro.
Se entiende, pues, que la sobriedad en la animación, en la cantidad de palabras, recursos y tiempo empleados para presentar, explicar y motivar los diversos momentos, es una clave esencial y constitutiva de este retiro. Los animadores están al servicio de la oración; a preparan y conducen su desarrollo para permitir el recogimiento de los que participan en ella.
· Del retiro
Como toda la dinámica de “Hay algo más” la preparación de la actividad en sí misma es exigente y muy cuidada. Desde las preguntas iniciales del retiro – la clave fundamental del mismo – hasta la búsqueda de las personas idóneas para animar los distintos momentos, pasando por la elección del lugar y definición de roles, todo ayuda a que llegado el momento del retiro los participantes y animadores noten un transcurrir armonioso y sin sobresaltos de la experiencia. La dinámica de trabajo fue en comisiones que coordinaron entre sí cada cierto tiempo.
Un buen diseño del retiro sumado al cuidado de los detalles favorece que los jóvenes se sientan cuidados y vean respetados sus tiempos y modalidades.
· De los participantes.
Es fundamental que los jóvenes participantes del retiro hayan hecho experiencia de Hay algo más, y estén “entrenados” para las exigencias propias de esta dinámica. De alguna manera, la fase propedéutica de este retiro está dada por la participación previa en “Hay algo más”.
Al mismo tiempo que los jóvenes saben “a qué van”, viven (deben vivir) con cierta despreocupación todo lo relativo a la preparación; no deben encargarse de nada. Ven el retiro como un “gesto de amor... un regalo del momento”; sienten en la preparación que le importan a los demás, que se esmeran por que vivan ese momento con calidad.
· EL SILENCIO
No estamos habituados al silencio. Hacer silencio es reconocer que mis preocupaciones no pueden invadir toda mi existencia. Hacer silencio es ofrecer a Dios un tiempo y un espacio para que llegue a aquellas realidades mías que están fuera de mi alcance y de mis capacidades lograr transformar.
El hacer y vivir el silencio permite a cada joven encontrarse con un mundo interior normalmente abandonado, que, paradójicamente, grita por ser escuchado. Allí se da el diálogo más íntimo y profundo con uno mismo y con Dios. En el desierto y la soledad se puede rumiar, resignificar la propia vida y las experiencias más intensas de cada uno.
· LA SOBRIEDAD
Los distintos momentos del retiro, en particular los reflexivos y orantes, son preparados y animados con un criterio estético minimalista. Se busca crear un ambiente acogedor, que invite al recogimiento, a través de medios sencillos y escasos, pero muy bien cuidados.
Esto vale también para la animación de los momentos: pocas palabras y precisas. Normalmente a partir del momento en que se inicie la oración no se dará más anuncios operativos o explicaciones para que no interferir con el recogimiento de cada uno.
· LA PREGUNTA VOCACIONAL
En el tema vocacional confluyen todas las vertientes planteadas en el retiro: la dinámica pascual, el preguntarse por sí mismo, la oración y el acompañamiento. Fundamentos y mediaciones a la vez, estas vertientes se entretejen para dar forma a la vocación de cada uno.
Por un lado, el planteo de la dinámica pascual bajo los tres signos propuestos – cruz, luz, eucaristía – quiere poner sobre la mesa la pregunta de cómo ir más allá de lo que uno es superando las tentaciones de la autorreferencialidad y la autorrealización. La cruz invita a renunciar a la cultura facilista aún a costa de “no bajarse de ella”, soportando el sufrimiento que ese instrumento de martirio comporta; la luz es un llamado a testimoniar, a salir de la comodidad de la penumbra, pues “no se prende una luz para esconderla”; finalmente, la eucaristía cuestiona hondamente el hasta dónde/adónde llegar con la propia vida.
Nos detendremos un poco en esto último. La pregunta original del retiro ¿quién soy yo para vos?, toma un cariz netamente vocacional cuando se plantea la pregunta ¿hasta dónde/adónde llegar con mi vida?
Allí la dimensión eucarística de la vida cristiana aporta la perspectiva que le da a la propia vocación la autotrascendencia y la transfinalización de la propia vida. Entendemos por transfinalización el asumir que hay una posibilidad de plenitud de alcanzar el fin último para el que fui creado. Ir más allá de la circunstancia histórica y cultural. Y entendemos por autotrascendencia el hacerse cargo de sí mismo más allá de uno mismo. En clave vocacional es un llamado al compromiso.
Por tanto, la reflexión sobre la dinámica pascual, en particular la dimensión eucarística de la existencia, es una invitación a reconocer que la vocación es acabar convirtiéndose en quien realmente se es eligiendo una causa a la cual servir y/o amar a otra persona diferente a sí mismo.
LA ORACIÓN
La oración animada, vivida y celebrada en el retiro, así como la que se acostumbra hacer en los encuentros de “Hay Algo Más”, reúne algunas características que, sin ánimo de ser exhaustivos, presentamos aquí.
· EL ACOMPAÑAMIENTO
Partiendo de la premisa dada por los mismos jóvenes de que necesitan interioridad y espacio para Dios, al mismo tiempo que una mediación que les ayude responder a sus búsquedas, es importante en esta experiencia de retiro facilitar la presencia de personas – religiosas, religiosos, sacerdotes, laicos – que estén dispuestas a servir en este ministerio. La opción del retiro no fue por hacer obligatorio el momento del acompañamiento sino por dar la oportunidad de que aquel joven que quisiera dialogar con alguien para re-enfocar lo que se está viviendo en el retiro pudiera hacerlo.
Es importante destacar que la presencia de consagrados y consagradas es significativa para los jóvenes, no sólo pensando en una posible opción por este estilo de vida, sino porque su ejemplo da lugar al cuestionamiento por tomar las riendas de la propia vida; en palabras de los jóvenes, algunos se dicen: “tengo que encarar”.