¿Qué dice la doctrina social católica acerca de la actuación en el ámbito público?
En estos tiempos de especial confusión sobre los temas sociales más delicados, aquellos que tienen que ver con el cuidado de la vida de todos y en todas sus etapas, no está de más recordarnos algunos temas clave sobre el actuar de los católicos en la sociedad.
La ética consistente sobre la vida debería guiar a todos los católicos en su participación en la vida política. Esta ética católica ni trata a todas las cuestiones como equivalentes moralmente ni reduce la doctrina católica a una o dos cuestiones.
Los siguientes temas de la doctrina social católica ofrecen un marco moral para tomar decisiones en la vida pública.
La vida y la dignidad de la persona
La vida humana es sagrada. Los ataques directos contra los seres humanos inocentes nunca son moralmente aceptables. En nuestra sociedad, la vida humana está bajo el ataque directo del aborto, la eutanasia, la clonación humana y la destrucción de embriones humanos para la investigación científica.
Estos males intrínsecos deben ser siempre rechazados. Esta enseñanza también nos obliga como católicos a oponernos al genocidio, a la tortura, a la guerra injusta y al uso de la pena de muerte, así como a buscar la paz y ayudar a erradicar la pobreza, el racismo y otras condiciones que devalúen la vida humana.
La ética consistente sobre la vida ancla el compromiso católico de defender la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, a la obligación moral fundamental de respetar la dignidad de cada persona como hijo o hija de Dios.
El llamado a la familia, a la comunidad y a la participación
La familia, basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, es la unidad fundamental de la sociedad. Este santuario para la creación y la crianza de hijos no debe ser redefinido, socavado o ignorado. Apoyar a las familias debería ser una prioridad en las políticas económicas sociales. La manera en la que nuestra sociedad está organizada —en las áreas económicas, políticas y legislativas— afecta el bienestar de los individuos y de la sociedad. Cada persona y asociación tiene el derecho y el deber de participar en la formación de la sociedad promoviendo el bienestar de los individuos y el bien común.
Los derechos y deberes
Cada ser humano tiene el derecho a la vida, el derecho fundamental que hace posible todos los demás derechos. Cada uno de nosotros tiene el derecho a la libertad de la religión, el cual nos permite vivir y actuar de acuerdo a la dignidad que nos ha otorgado Dios, así como un derecho a tener acceso a aquellas cosas que requiere la decencia humana —el alimento y albergue, la educación y el trabajo, el cuidado médico y la vivienda. A estos derechos les corresponden deberes y responsabilidades para con los demás, nuestras familias y la sociedad en general.
La opción por los pobres e indefensos
Mientras que el bien común abarca a todos, quiénes tienen la mayor necesidad merecen ser objeto de una preocupación preferencial. Una manera de evaluar moralmente a nuestra sociedad es cómo tratamos a los más vulnerables que viven entre nosotros: los no nacidos, las personas con discapacidad y los enfermos terminales, los pobres y los marginados.
La dignidad del trabajo y los derechos de los trabajadores
La economía debe estar al servicio de las personas, y no al contrario. La justicia económica pide un puesto de trabajo decente con un salario justo, oportunidades para los trabajadores inmigrantes de estar en situación legal y la oportunidad de todas las personas de trabajar por el bien común por medio de su trabajo, de la propiedad, la iniciativa, las inversiones, la participación en sindicatos y otras formas de actividad económica.
La solidaridad
Somos una sola familia humana, independientemente de nuestras diferencias nacionales, raciales, étnicas, económicas e ideológicas. Nuestro compromiso católico a la solidaridad requiere que busquemos la justicia, eliminemos el racismo, pongamos fin al tráfico humano, protejamos los derechos humanos, busquemos la paz y evitemos el uso de la fuerza excepto cuando este sea el
último recurso.
El cuidado por la creación de Dios
El cuidado del planeta es un deber de nuestra fe católica. Estamos llamados a ser administradores cuidadosos de la creación de Dios y a asegurar un ambiente seguro y hospitalario para los seres humanos más vulnerables, hoy y en el futuro.
Muchos de estos temas los podrás profundizar si entras en Recursos Pastorales/Formación