La experiencia grupal ofrece una gama muy rica de situaciones para hacer experiencias: conflictos, amistades, relación con la autoridad.
Además, el grupo brinda la oportunidad de observar y saber qué caminos siguen los mensajes, qué caracterísiticas asume la comunicación, qué reacciones tienen cada uno ante sí mismo y los demás. Sin embargo, la atención al grupo no se realiza de manera abstracta, y no excluye el interés en la solución de aquellos problemas que de vez en cuando querrán enfrentar.
Pero lo que realmente parece ser característico de la experiencia grupal es lo que concierne a la capacidad de entender y reestructurar la forma de pensar y actuar de uno, como consecuencia de una conciencia y una mayor claridad en la percepción de uno mismo y de los demás, además de una nueva seguridad y capacidad para gestionar el propio comportamiento y las relaciones.
Este eje establece que cada participante tiene la obligación moral de tomar conciencia (o de adquirir mayor conciencia) de su propia autonomía y singularidad. Esto significa que cada participante decide por sí mismo cuánto quiere comprometerse y exponerse o cuándo quiere retirarse. Cada uno decide incluso en qué medida quiere ser influenciado por las reacciones de los demás o por lo que quiere tomar, por sí mismo, como útil o esencial. Cada uno decide también en qué medida y durante cuánto tiempo desea usar su potencial humano, intelectual y emocional.
Por otro lado, el principio enfatiza la interdependencia de cada miembro del grupo. Ser interdependiente significa ser consciente de que sin los demás no puedo aprender nada y que los demás sin mí no pueden aprender nada. Me doy cuenta de mi interdependencia en un grupo escuchando atentamente a los demás participantes y aprovechando activamente sus palabras y las señales de su lenguaje corporal. También me comporto de manera interdependiente cuando apoyo el proceso de aprendizaje de otros de tal manera que:
- Acepto y respeto su existencia como miembros de este grupo;
- Me tomo en serio mis propias reacciones, así como el derecho del otro a la retroalimentación;
- Los otros son una referencia para evaluar mi propio comportamiento.
Para lograrlo, no estoy solo: estar juntos produce un sentimiento muy concreto, el de saber contar y pertenecer. Puedo sentirme completamente cerca de otro sin saber demasiano sobre él, por ejemplo, solo porque me dejo tocar el sonido de su voz o lo miro a los ojos.
La mayoría de las personas se quitan las máscaras (con razón) solo cuando están con personas que se sienten en sintonía. Y, por lo tanto, es completamente inútil obligar a alguien a abrirse contra su voluntad. Porque si uso una máscara, esta es mi verdadera cara en este momento, porque no me siento lo suficientemente seguro como para mostrar nada más que a mí mismo.
Esto significa que cada participante puede hablar o guardar silencio cuando lo desee, y que se lo considera y escucha. Cada participante puede recibir críticas o comentarios de los demás, si también tiene la oportunidad de expresarse y si es apoyado y reconocido por al menos uno de los otros participantes. Si nadie quiere ofrecer este apoyo, entonces es tarea del animador evitar a la persona afectada una situación en la que se sentiría completamente solo.
El animador tiene la tarea de prestar mucha atención y ver si alguien quiere hablar y falla, si alguien quiere retirarse y, en cambio, se detiene, si alguien es mal entendido y no se puede expresar claramente, etc.
Este principio parte del hecho de que cada grupo puede realizar su tarea solo si no hay tensiones importantes que afecten los vínculos y la interacción se lleve a cabo de manera libre y abierta.
Si, por ejemplo, en un grupo orientado a servicios o apostolado, dos miembros compiten fuertemente entre sí y se sabotean entre sí, entonces la implementación de la tarea por parte del grupo se ve seriamente comprometida. Según este principio, es prioritario resolver las interferencias relacionales con respecto a la continuación del trabajo del grupo en torno a la tarea.
No podemos permitirnos en ningún grupo realizar solamente un tarea, si los participantes no pueden cumplir de manera abierta y completa sus necesidades básicas de pertenencia, respeto y estima del otro.