Sensibilizar a la comunidad, comenzando por aquellos que se están formando para ser discípulos misioneros de Jesús, a fin de que reciban gustosos y “preparados” a sus hermanos con discapacidad.
Salón vacío.
Una mesa pequeña, fácil de mover para colocar en el centro de la ronda formada por los chicos que se sentarán en el suelo.
En esta mesa ponemos la Biblia, una vela encendida.
Cartel con el texto “Ponte de pie…” o “Extiende la mano…”.
ANUNCIO DE LA BUENA NOTICIA:
Se proclama la Palabra: Mc 3, 1-5.
Quien proclamó dice: Palabra del Señor.
Responden todos: Gloria a Ti Señor Jesús.
Se les propone a los participantes que representen el texto, para esto se vuelve a leer detenidamente y se reparten los personajes: Jesús; Hombre con la mano paralizada; fariseos.
Teniendo ya los roles repartidos y tras un breve ensayo se procede a la representación.
Concluida ésta se regresa a la ronda inicial para pasar al momento de reflexión.
a) ¿Qué hacen los fariseos que se encontraban en la sinagoga? (Ayudar a la reflexión comparándolo con la comunidad cristiana en el templo).
b) ¿Qué hace la persona con discapacidad física que vemos en el texto?
c) ¿Qué hace Jesús con él?
d) ¿Qué podemos hacer nosotros para que alguien con dificultades físicas se sienta integrada a la comunidad?
El Reino de Dios que revelaban sus curaciones no se detenía ante convencionalismos.
Muchas veces hoy podemos escuchar: “Para qué vamos a construir una rampa a la entrada del templo o mantener la que tenemos si nunca viene nadie que utilice silla de ruedas”.
Su nombre es el Señor y pasa hambre
y clama por la boca del hambriento
y muchos que lo ven pasan de largo,
acaso por llegar temprano al templo.
Su nombre es el Señor y sed soporta
y está en quien de justicia va sediento
y muchos que lo ven pasan de largo,
a veces ocupados en sus rezos.
Con nosotros está y no lo conocemos,
con nosotros está, su nombre es el Señor.
“Jesús se encuentra con una comunidad en la que hay un hombre con una mano (un brazo) paralizada. Este hombre es signo de la persona sin protagonismo, sin posibilidades de autodeterminación, sin iniciativa, sin creatividad…
Este no es un problema de la religión judía como tal, sino de los hombres que tienen a cargo actividad con personas. Pensar que uno es el que sabe y los demás no, lleva a paralizar a la gente, a no dejarla crecer. Hay que animarse a crear este espíritu activo en las personas, en los chicos. Y esto no es solamente cuestión de decirlo, sino que es un espíritu a trasmitir a través de actitudes y actividades. Hay que tener valor para romper con esta estructura y hacer que las personas crezcan, piensen por sí mismas, hagan desde sí.
Aquí se habla de una persona que sufre la acción de una comunidad que lleva a no plantearse nada porque todo está dicho en la Ley, incluso cuántos pasos se pueden dar en día sábado. Esto lleva a una inactividad ante Dios. No se va más allá de lo que está dicho, no hay creatividad, respuesta original a Dios. Lo de uno no cuenta, vale lo que viene de afuera, de los que saben.
El que haya que mirar a una persona con el brazo paralizado no es casual ya que seguramente en aquel tiempo se tendría el prejuicio de que las personas con discapacidad son individuos inútiles, pasivos, que nada pueden aportar, de los que nada se puede esperar. Este pensamiento le sirve a Jesús, sin estar de acuerdo con él, para representar lo que estos dirigentes piensan sobre todas las personas de su comunidad.
Al hacerle extender el brazo Jesús le ofrece la posibilidad de salir de ese esquema y poder responder creativamente desde sí. Si el ambiente no promueve a sus miembros, éstos se vuelven pasivos, no crecen, más aún si la opinión que se tiene sobre ellos es negativa. Las personas con discapacidad, como todas las personas, experimentan si son aceptadas, si son despreciadas, si no se confía en ellas, si son tenidas en cuenta, si no encuentran oportunidades, si los que las rodean no creen en ellas…
Lo que sucede en esta comunidad suele pasar en muchas situaciones, y con diversas personas. Pero las personas con discapacidad, en especial las muy necesitadas de apoyo de un tercero para desarrollarse, corren un mayor peligro de vivir este tipo de propuesta de inclusión, en la que todo consiste en hacer lo que está dicho por otros, por la normativa. Aquí estar incluido es cumplir al pie de la letra lo establecido por otros…
En ciertas organizaciones las personas están incluidas a través de un rol ya prefijado por otros, por “los que saben”. Allí se evalúa desde la observancia de lo estipulado, desde el cumplimiento de lo dicho por los organizadores. En este lugar lo importante es obedecer la normativa externa, que no todos cumplen, como hace ver Jesús en otros relatos…
Pero la inclusión es el logro de un trabajo común donde cada uno aporta su personalidad y los matices que ha descubierto acerca de una misma realidad, por ejemplo: la sociedad, la Palabra de Dios, que guardan riquezas insondables para pensar que desde un único punto de vista está todo dicho…
…ellas tienen que dejar de ser solamente objetos de la ocupación de otros y pasar a vivir como sujetos de derechos y obligaciones, verdaderos promotores de sí mismos, de su propia vida y de la sociedad en que viven…
En las sociedades, en las organizaciones, en las comunidades es importante generar un clima de confianza en cada persona que promueva el salir de sí mismos, que invite a aportar desde sí sin temor a equivocarse ante los demás, a las opiniones de los demás o a los prejuicios negativos. La pregunta de Jesús a los fariseos acerca de si en sábado está permitido hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla, se dirige a averiguar cuál es su verdadera intención en todo lo que hacen, cuál es el fin a que se dirige lo que ellos entienden que es la Ley. De acuerdo a esta respuesta se verá si en su propuesta el interés está puesto en el hombre o buscan otra cosa.
Su silencio es una respuesta. Ellos sabían que contestaran lo que contestaran darían la razón a Jesús, cosa que también hacen callándose. Ellos no estaban dispuestos a avalar lo que Jesús hacía porque se les venía abajo todo lo que habían armado. El centro de su organización no era ni Dios ni el hombre, sino ellos… La organización, la comunidad, la sociedad que no tienen como fin al hombre, se vuelve inhumana porque no está a su servicio.
Lamentablemente en muchas ocasiones, bajo principios y objetivos muy elevados, se esconden egoísmos, intereses personales que no buscan el bien común y por lo tanto el de los individuos…” (Extraído del libro “Vivir integrados o morir separados”, Pbro. Pablo Molero.)
«Encuentros de sensibilización con personas con discapacidad» de Valeria García (Catequista), Ciudad de la Costa.